MOGARRAZ | La artista serrana Rosa Gómez nos muestra su particular visión de la tradicional noche mogarreña
Si en algún lugar saben que la luz es un elemento purificador que conecta con lo divino este lugar es sin duda Mogarraz, y por esto un año más han inundado la villa de velas, de candelas blancas como símbolo de las almas de los difuntos. Una tradición perdida que se retomó hace 5 años y que cuenta con la implicación de todo el pueblo, especialmente los niños que son los que disponen los pequeños cirios blancos por todas las calles y callejuelas de la villa.
El rito que se celebra cada uno de noviembre, fecha de Todos los Santos tiene además una parte ancestral muy potente con la figura de la Moza de Ánimas, que recorre todo el pueblo en comitiva con los lugareños y visitantes mientras entona su particular salmodia en las esquinas más pintorescas de este Conjunto Histórico Artístico. Un papel muy importante de esta procesión, como 'maestro de ceremonias' lo tiene el antropólogo Antonio Cea, uno de los precursores del resurgir de este rito en Mogarraz quien declama y entona canciones de tipo religioso popular.
Esta particular ceremonia es una ocasión especial para descubrir y redescubrir Mogarraz desde una vertiente más espiritual, pero siempre artística y plástica, pues conocida es la especial relación que tiene el pueblo con el Arte y la Cultura, como la archiconocida instalación pictórica del artista mogarreño Florencio Maíllo. De hecho esta jornada místico emocional también se aprovechó para que el celebre pintor presentara en la iglesia parroquial de la Virgen de las Nieves los retratos y el tríptico del 'Cristo de Medinaceli', de paso estos días por Mogarraz camino de Madrid, su destino definitivo en la basílica de Jesús de Medinaceli.