Aunque su nuevo bloque dirigente trate de quitarle hierro, lo cierto es que desde su refundación en el histórico congreso de Suresnes el PSOE no había una conocido una situación tan convulsa como la que está viviendo este otoño. Aquella dimisión con la que Felipe González forzó el abandono del marxismo o aquel bandazo que terminó metiéndonos de hoz y coz en la OTAN no resultaron ni de lejos tan traumáticos como la secuencia de acontecimientos encadenada desde la última semana de septiembre.
Dicha secuencia, iniciada con la dimisión en bloque de media Ejecutiva Federal, ha concluido un mes después con la abstención que ha franqueado la investidura de Mariano Rajoy. Por medio, dos reuniones del Comité Federal que han certificado una fractura interna sin precedentes en los 42 años transcurridos desde aquella refundación.
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Pedro Sánchez con Jordi Evole |
Ese octubre negro en la historia del PSOE concluye hoy, pero no pone fin a la cruenta guerra fratícida librada por la familia socialista. La alianza comandada por Susana Díaz ha ganado la batalla emprendida para derrocar al primer secretario general elegido por toda la militancia, pero ello constituye una victoria pírrica que ha acarreado daños irreparables al propio partido. Mientras no dirima su liderazgo en el congreso federal que la comisión gestora pretende aplazar poco menos que "ad calendas graecas", el PSOE es hoy un partido descabezado al que le han estallado todas las costuras.
El sábado se visualizó en el Congreso de los Diputados, donde 15 de los 84 miembros del grupo socialista no acataron el mandato del Comité Federal y se mantuvieron en el "no" a la investidura de Rajoy. El escaño numero 85 estaba vacante desde unas horas antes, después de que
Pedro Sánchez, antes de romper la disciplina de voto (algo inconcebible en quien ha sido máximo dirigente del partido), prefirió renunciar a su escaño, anunciando, eso sí, que a partir de este lunes iniciaría una nueva batalla para "refundar" un PSOE "autónomo y alejado del Partido Popular".
Y por si quedaba alguna duda de su determinación, anoche, entrevistado por Jordi Evole en "La Sexta", confirmaba expresamente que tratará de recuperar la secretaria general en ese congreso federal que, por mucho que intente retrasar el "nuevo orden restablecido", más pronto que tarde tendra que convocar la comisión gestora que preside el asturiano Javier Fernández -nadie duda que siguiendo las directrices de Susana Díaz-.
Por si no tuviera pocas vías de agua abiertas en las federaciones territoriales, la gestora tendrá que ver cómo resuelve la indisciplina de los 15 diputados que el pasado sábado no tragaron con la abstención aprobada en el último Comité Federal.
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Miriam Andrés y Mari Luz Martínez Seijo |
Teniendo en cuenta que siete de ellos votaban "no" siguiendo el mandato del Partido Socialista de Cataluña, que otras dos de las disidentes son las independientes Margarita Robles y Zaida Cantera y que la Constitución garantiza expresamente la libertad de voto de los diputados, lo prudente sería, si no se quiere echar más leña al fuego, que la gestora corriera un tupido velo y pasara página sobre el asunto.
Pero no todos los "vencedores" del Comité Federal que sacó adelante la abstención -recuérdese que con el 40 por ciento de los miembros en contra- son partidarios de pasar por alto el "desacato". "Los reglamentos y estatutos están para cumplirlos, ya que si no se hace nada y se cierran los ojos se puede crear un precedente peligroso en un partido que aspira a gobernar". Quien así se manifestaba ayer era la secretaria provincial del PSOE de Palencia, Miriam Andrés, que arremetía contra la diputada palentina Mari Luz Martínez Seijo, a la que ha invitado inmediatamente a que renuncie a su acta en el Congreso.
Martínez Seijo fue a la postre la única voz socialista de Castilla y León que mantuvo el "no" a la investidura de Rajoy. Otras dos diputadas, la burgalesa Esther Peña y la zamorana Mar Rominguera, estaban igualmente en contra de la abstención, pero al final la acataron por imperativo "orgánico". Peña es la secretaria provincial del partido en Burgos y Rominguera la secretaria de la agrupación local de Zamora. Los otros seis diputados no solo admitieron sin ninguna reserva la abstención, sino que tres de ellos, la vallisoletana Soraya Rodriguez, el segoviano Juan Luis Gordo y el abulense Pedro J. Muñoz se habían pronunciado ya a favor de ella en el Comité Federal, del que forman parte.
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Imagen de un anterior Comité Autonómico del PSCL-PSOE |
Habrá que esperar a la reunión del Comité Autonómico del PSOE, a celebrar en un par de semanas, para conocer la correlación de fuerzas existente en el máximo órgano entre congresos de los socialistas de Castilla y León. De las pasadas votaciones en el Comité Federal o en el Congreso de los Diputados no puede desprenderse, como se empeñan algunos medios, que el secretario autonómico, Luis Tudanca, firme defensor de Pedro Sánchez y del "no es no", esté en minoría "orgánica" dentro del partido. De momento, el único órgano autonómico que se ha reunido tras el estallido de la crisis fue la Comisión Ejecutiva Autonómica, que, tras la dimisión en bloque de la mitad de la Ejecutiva Federal, respaldó sin ningún voto en contra (18 a favor y 2 abstenciones) las propuestas del que todavía era secretario general.
Es de suponer que los mismos secretarios provinciales alineados con el "susanismo" que han demandado la convocatoria del Comité Autonómico actuarán en consecuencia y convocarán por su parte a los respectivos Comités provinciales, ninguno de los cuales se ha reunido tampoco durante el mes de octubre. Y podría ser que alguno de dichos secretarios provinciales se vea desautorizado por el correspondiente Comité, no digamos ya por la militancia, que en las asambleas de las agrupaciones locales se ha venido mostrando abrumadoramente en contra de la abstención que ha puesto alfombra a la investidura de Rajoy.
Una militancia que, mal que le pese al "susanismo" rampante, antes o después habrá de ser convocada para elegir al nuevo secretario general del PSOE. Mientras eso no ocurra, a la vista está que no habrá visos de que la tempestad deje paso a la calma.