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‘Armorial Salamanca’ lucirá la heráldica provincial a través del arte
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OBRA GRÁFICA DE RICARDO GIL TURRIÓN

‘Armorial Salamanca’ lucirá la heráldica provincial a través del arte

Actualizado 29/10/2016
Pedro Samuel Martín

El artista bejarano Ricardo Gil Turrión, crea un mural con los escudos de armas de 200 municipios salmantinos para reivindicar su imagen cultural y su legado histórico

La heráldica de la provincia de Salamanca será objeto de una exposición artística de la mano del bejarano Ricardo Gil Turrión, con el proyecto Armorial de Salamanca, un trabajo mural que recogerá la historia heráldica de los pueblos y su identidad a través de la imagen, algo que ha trascendido al tiempo para llegar a un presente en el que el icono se ha convertido en marca, capaz de alcanzar un valor que en algunos casos ha llegado incluso a estar por encima del de lo que representa.

El proyecto Armorial Salamanca está concebido como un mural de unos siete metros de ancho por tres metros de alto compuesto por todos los escudos oficializados de la provincia de Salamanca, cada uno con sus propias dimensiones correctamente establecidas siguiendo las estrictas reglas de la heráldica.

El gran interés de este proyecto versa en que la imagen conjunta del mural estará formada por otras individuales, personalizadas para cada pueblo, que ofrecerán la idea de globalidad de una provincia creada a partir de las peculiaridades propias de cada uno de los municipios que la componen y que hacen de ella todo lo que es y contiene, desde su arquitectura a sus leyendas, pasando por lo consuetudinario y lo que constituye la particularidad que hace única a la provincia de Salamanca en su conjunto.

Ricardo Gil, un bejarano formado en diseño gráfico por el Instituto Europeo di Design de Madrid, y en la facultad de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca, que ha perfeccionado después sus estudios de pintura en la Escuela de Arte San Martin's de Londres; se ha sumergido en los archivos eclesiásticos y municipales de las poblaciones más importantes y de las más pequeñas hasta conseguir más de 200 municipios con su escudo debidamente oficializado y reglado, que han colaborado y participado, recuperando parte de su historia a través de su heráldica.

Gil Turrión al explicar el trabajo que ha venido realizando y que pronto llegará a su fin, cuenta que algunos de los municipios tenían perdido completamente su escudo por lo que ha habido que crear uno, tal y como lo hicieron sus predecesores heraldistas, siguiendo las mismas técnicas de indagación e investigación y en ocasiones contando con la colaboración de los propios vecinos, que iban contado historias y leyendas hasta conseguir desentrañar las señas de identidad de la localidad.

Gajates, creación de su escudo

Sirva como ejemplo la creación del escudo de Gajates, del que se desconocía si en algún momento existió y hubo que crearlo con la colaboración de muchas personas. Es el único de la provincia que va sobre un fondo morado, en el que se introdujo una torre que representa las ruinas de un antiguo palacio que no era tal, sino una torre medieval con edificaciones anejas ahora desaparecidas, sin embargo, las ruinas están referenciadas históricamente y forman parte del paisaje del municipio y además aparecen en un boletín mensual que edita una asociación cultural del pueblo, aunque este dibujo es demasiado realista, algo que no debe utilizarse en heráldica, su autor lo consideró emblemático y lo introdujo en su escudo. Otra de las representaciones que aparecen es un burro sobre una colina en alusión a una leyenda local que cuenta que existe un asno de oro enterrado en una colina cercana al pueblo. Ambas imágenes van separadas por una banda jaquelada que representa la arquitectura mudéjar de sus dos iglesias, exponentes locales de este estilo arquitectónico.

Béjar, un escudo que no comtempla el cambio de régimen

Los trabajos de investigación del artista gráfico le han llevado a descubrir que algunos de los escudos de la provincia no están aún oficializados, lo que se traduce en que cualquiera puede cambiarlos o hacer un uso indebido de ellos, como ocurrió con el de Béjar en la época del último gobierno socialista, que fue cambiado por pentágonos que simbolizaban una colmena, con colores diferentes en las celdas correspondientes a cada una de las concejalías. Para Ricardo Gil, eso fue un claro ejemplo de un cambio radical en la imagen de marca de la ciudad, que nunca debió llevarse a cabo.

No obstante, en su opinión como experto, considera que el escudo con las abejas que se conoce en Béjar debe modernizarse, porque el origen de su actual diseño es de época franquista y ya han pasado 40 años desde entonces que no pueden dejar de reflejarse en algo vivo pero de gran raigambre como es la heráldica de un pueblo. Para este estudioso la evolución que supuso para todo el país el cambio de régimen de una dictadura a una democracia, no se ha reflejado en las armas bejaranas, y explica que no se trata de quitar las abejas, sino de aplicar la normativa reglada para ajustar la modernización del escudo.

Para este artista el escudo de Salamanca es un ejemplo de un escudo corporativamente bien construido, modernizado y oficializado, que reúne todos los requisitos que debe cumplir la heráldica actual y puesto a disposición en la red en formato EPS, para que cualquiera pueda utilizarlo para información corporativa sin perder calidad de reproducción.

En heráldica hasta los colores están reglados pero sin embargo las obras tienen su propia identidad y datación, cualquiera de los escudos del mural se podrá fechar por futuros historiadores como propias de entre 2006 y 2016, atendiendo a los colores planos utilizados y al esquematismo de las figuras, características singulares de estas primeras décadas del siglo XXI, aunque los colores de los esmaltes siguen siendo los de la heráldica tradicional: sinople (verde), gules (rojo), azur (azul), sable (negro) y el púrpura (morado).

Parada de Arriba, un error convertido en símbolo

Otro de los escudos que Ricardo Gil ha creado es el de Parada de Arriba, población conocida popularmente como Parada de los Lecheros, en cuyo escudo se ha introducido la imagen de un contendor de leche, una cruz y una encina. La lechera es evidente que procede del nombre, sin embargo la encina tiene su propia historia: además de representar los muchos encinares que tiene este término municipal, allá por el año 1200, el pueblo era conocido como Parada de Encima, por un error de transcripción del Visitador del Obispado de Salamanca en un documento firmado por él, se recoge el nombre del pueblo como Parada de Encina, la imagen del árbol en el escudo también ha querido recoger ese error simbólico de escritura y además el ejemplar se representa con raíces para dar equilibrio estético a la imagen y figurar el arraigo a la tierra. La representación de la cruz procede del curioso nombre de la iglesia del pueblo, dedicada a la 'Intervención de la Cruz', un hecho muy singular que data de la documentación medieval citada anteriormente, en ella se habla de una Cruz de Plata procesional -que aún se conserva en el pueblo- y es la que se representa esquematizada en su escudo, también se habla de un pendón rojo, una rara referencia en un texto de esa época, por lo que las tres imágenes se han concebido sobre el fondo rojo.

El escudo de Zarapicos refleja el pago del diezmo a la Catedral de Santiago

El escudo de Zarapicos, Ricardo Gil lo ha creado con conchas debido a que la iglesia del pueblo está dedicada al Apóstol Santiago y contiene esos elementos ornamentales en todo su interior, además, según la documentación del Marqués de la Ensenada (1753), se pagaba una parte del diezmo a la Catedral de Santiago. Los zarapitos aparecen documentados como abundantes en esa zona aledaña al Tormes, aunque escritos con la grafía Çarapitos.

El dragón del Ducado de Alburquerque en el escudo de La Peña

En otros escudos el artista utiliza alusiones que hacen referencia al señor de las tierras, en el escudo de La Peña, además de una gran roca aparece un dragón, emblema del Ducado de Alburquerque y de Beltrán de la Cueva, señor del Condado de Ledesma y por tanto de las tierras de La Peña.

Con estos ejemplos se ilustra el trabajo del que se compone el gran proyecto 'Armorial Salamanca' que según su autor, cualquier diseñador gráfico podrá retomar y actualizar en épocas futuras siguiendo esas estrictas pero flexibles reglas de la heráldica y que en la actualidad se encuentra a la espera de que las negociaciones con la Diputación de Salamanca lleguen a buen puerto para poder disfrutar de su exposición en las instalaciones de esa institución. Lástima que 15 localidades, entre ellas Béjar, no vayan a formar parte de él por no tener su escudo correctamente oficializado.

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