El poder bajo sospecha

En estos días en los que se habla tanto de la lucha por el poder por la forma en que se ha desnudado públicamente uno de los partidos políticos, creo que podemos aprovechar para reflexionar sobre uno de los hechos más significativos de nuestra especie: hemos aprendido a legitimar la jerarquía en todas las esferas de la vida (política, económica, social, religiosa, educativa, familiar, etc.), para evitar tumultos y luchas intestinas, algo que, por cierto, hacen otras muchas especies sociales. Las especies sociales tienen que ser jerárquicas, justo para no condenarse a una lucha continua entre sus miembros, en la familia, las empresas, los colegios, las universidades, las iglesias, los partidos políticos, etc.

El "poder" es inevitable y lo mejor que podemos hacer todo es tenerlo siempre bajo sospecha, algo que aprendí hace muchos años leyendo a nuestros anarquistas. Varios controles me parecen necesarios:

• Quien lo ejerce (padres, profesores, profesionales, políticos, religiosos, militares y policías de todo tipo,empresarios y capataces, marido o mujer, etc.), y casi todos tenemos algún tipo de poder sobre alguien,deberíamos tener capacidad de autoanálisis y autocrítica, sospechar de nuestros posibles errores, escuchar a quienes nos critican, etc., en lugar de dedicarnos a legitimar nuestra posición y nuestra conducta, tergiversando la de los demás.

¿Cuántos ejemplos podrías poner, estimado lector?

• Si no se trata de un poder irrenunciable (como es el caso de los padres y profesores, por ejemplo, los cuales, durante un tiempo, deben saber manejar la asimetría de poder con hijos y alumnos) ponerle término a su ejercicio, un final convenido, porque si se desea conservar el poder es muy posible que lo ejerzamos "comprando voluntades" para asegurarnos su apoyo.

¿No has visto tantos casos en todas nuestras instituciones?

• Tener reglas precisas, bien definidas para conceder el poder temporal a las autoridades, para que lo ejerzande forma justa y, sobre todo, para removerlas.

Es decir, manteniendo siempre bajo sospecha el poder propio y ajeno tener control democrático, que no es lo mismo que populista, sobre los poderosos, grandes o pequeños.

Ya que somos inevitablemente jerárquicos, seamos inteligentes personal y socialmente, porque nuestra capacidad de tergiversar, manipular y ejercer el poder de forma inadecuada, incluso cruel, es muy alta. Nuestro cerebro nos permite razonar y obrar basados en argumentos y valores, pero también tenemos un cerebro emocional y práctico muy primitivo, forjado en la lucha por sobrevivir, ganar las batallas y sobrevivir. Solo quien es consciente de ello y es capaz de dominarlo, soñar y perseguir valores universales y mejorar la vida personal y social, tiene alguna posibilidad de ejercer de forma razonable el poder.

Seamos críticos con todas las formas de poder, pero no olvidemos, que casi todas las personas tenemos algún tipo de poder sobre los demás. También en el campo de las relaciones familiares y de pareja. ¡No sometas a nadie, ni te dejes someter!