Hay una melodía en esta puerta vieja, tatuada por el tiempo, con la hermosa sucesión de las tres boca-llaves, que nos habla del adentro y del afuera, de lo exterior y del recogimiento, de lo público y de lo íntimo. Es una melodía que nos lleva al misterio
Hay una melodía en esta puerta vieja, tatuada por el tiempo, con la hermosa sucesión de las tres boca-llaves, que nos habla del adentro y del afuera, de lo exterior y del recogimiento, de lo público y de lo íntimo. Es una melodía que nos lleva al misterio de todo lo que pasa desapercibido, de todo eso que está ahí y a lo que no le damos importancia. Y esa melodía también arde en nosotros.
José Luis Puerto (Texto) / Rosa Gómez (Fotografía)