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Ángel González Quesada, hambre de espacio, sed de escritura
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ENTREVISTA CON EL filósofo, dramaturgo, actor, director teatral, poeta y columnista

Ángel González Quesada, hambre de espacio, sed de escritura

Actualizado 11/10/2016

Intelectual valiente, controvertido y de una trayectoria tan personal como intensa

Ángel González Quesada habla con las manos, con las manos, los ojos, el rostro, el cuerpo de actor consciente de su presencia. Consciente de la cámara de Carmen, atento a la respuesta. Es rápido, de una densidad y una contundencia que no se encuentra. Si hay en Salamanca un intelectual valiente, controvertido y de una trayectoria tan personal como intensa, ese es el filósofo, dramaturgo, actor, director teatral, poeta y columnista, Ángel González Quesada.

-¿Por qué Sed de Cielo, este hermoso libro azul, modernista, publicado por Amarú y presentado en Madrid precisamente en un homenaje a Rubén Darío?

Se trataba de coincidir precisamente con el aniversario de Rubén, un autor a quien no se le ha hecho suficiente caso, ni aquí ni en ninguna parte. Para mí Darío no es solo poesía, música, es su vida, su papel de iniciador del modernismo, su defensa enorme de la independencia de los países americanos y de la identidad americana. Es de una trayectoria fascinante, recuerda que era nicaragüense y fue cónsul de Panamá en Buenos Aires, lo que es absolutamente absurdo? y esa vida, independiente, trágica? y esa música que no se han podido traducir? Bueno, yo pienso que ninguna poesía se puede traducir.

-Concibes ese libro como un tributo y un abrazo a Rubén Darío, pero no es la primera vez que escribes para y desde otro poeta.

Sí, lo he hecho con César Vallejo, con Lorca? A mí un poeta me dice cosas, entonces me acerco a su obra? Eso sí, yo no quiero escribir como Darío, me acerco a Darío, estudio su estado de ánimo, me alejo, le veo de niño infeliz, pienso en el poema que él pensaría escribir? Yo ya tengo cierto oficio y se reconoce mi escritura y mi estilo, pero veo al poeta como vi a Lorca escribiendo Poeta en Nueva York, él solo, escribiendo ese libro, como lo vi de niño, escondiéndose para jugar a hacer bautizos de muñecas. Le veo, le describo, escribo sobre él.

-Eres un filósofo con un gran conocimiento de la literatura, especialmente de la literatura hispanoamericana ¿Nunca te ha tentado ya no la torre de cristal, sino la docencia?

No, me gusta más aprender que enseñar. Estudié filosofía para ordenarme la cabeza y políticas para entender cómo son las cosas. Luego me fascinó Borges. De todas formas, los filósofos son grandes escritores.

-Dramaturgo, actor, fundador y director de ETÓN teatro desde hace más de treinta años? y siempre crítico con la gestión de la cultura desde las instituciones.

Es que a mí me parece que hablar de cultura y de casetas de feria a la vez es una aberración, por ejemplo. Yo a las instituciones les pido que ejerzan su responsabilidad que es facilitar el acceso a la cultura a la gente. No hacer espectáculos pasivos sino fomentar la participación.

-Te avalan premios, estancias en el extranjero, publicaciones fuera, sin embargo eres un referente de la cultura salmantina ¿Nunca has sentido el deseo de vivir fuera de Salamanca?

No. Yo tengo lealtades. Lealtad a mi hija, lo primero. Lealtad a la gente de mi grupo de teatro. Y creo que una cosa es tener un oficio y otra es tener una obra que merezca la pena. Tampoco me ha interesado mucho una proyección comercial de mi obra. He hecho lo que he querido y aunque soy muy crítico le tengo lealtad no a la ciudad, sino a la gente de la ciudad.

-Hay quien te conoce como poeta, hay quien te ve solo como actor.

Yo lo que intento es comunicar. Escribir libros que el lector tiene que completar? aunque a mí lo que me apasiona es el teatro, crear, compartir. Escribir es todo, la escritura me ha salvado la vida, la escritura me sirve para nombrarme, para salvarme. Escribir artículos, poesía, teatro? por cierto, los libros de poesía en mi caso siempre tienen un proceso muy largo, y son de épocas más bien amargas. Pienso que la felicidad no, la felicidad no produce arte.

-¡Ángel, el amor, los placeres de la vida cotidiana! ?Tanto Carmen como yo, lente y pluma, miramos sorprendidas a este hombre apasionado que nos golpea con frases que son puros titulares- ¿No se puede hacer poesía estando enamorado, feliz??

La poesía tiene que hablar del temor y del temblor como dice Kierkegaard, lo trágico y lo poético va unidos. La poesía es eminentemente trágica, es cierto que puede remitir a la risa, pero ya es otra cosa ?tras nuestra risa de mujeres enamoradas, la profunda voz de González Quesada tiene para mí el eco de los versos de Lorca La rosa no buscaba la rosa/buscaba otra cosa. La charla con este poeta actor nunca es cómoda, siempre es densa y busca esa otra cosa- Yo soy una persona eminentemente seria, y recurro al humor porque nos salva, nos hace respirar. Pero yo me tomo la vida con cierta seriedad. Si no lo fuera sería un pánfilo? y ya hay demasiados pánfilos.

-Evidentemente nosotras dos somos unas pánfilas, pero Ángel, un libro de poesía puede permitirse el lujo de ser complejo, difícil, pero una obra de teatro necesita público? y por cierto, háblanos de ETÓN, todo un ejemplo de longevidad para un grupo de teatro.

Mira, recuerdo la representación de una obra, Flores para Hitler un oratorio que escribí y pusimos en escena con tan poco público que les salpicaba nuestro sudor. Poquitos y cerquita, así deben ser los espectadores? ¡Dicen que si van más de nueve personas es malo! Sí, se fundó en 1980 y ahí estamos, ahora ensayando una obra, Las voces de Penélope, una reflexión sobre la falsa creencia machista de que la mujer no se realiza si no es a través de la pareja o de los roles familiares. La mujer es mujer en tanto persona. Pongo en escena la voz de tres actrices para un solo personaje, Penélope, que en La Ilíada es el paradigma de la espera. También trabajamos en Manual de usuario, que es una obra satírica que se burla de las normas de uso de un mundo que se mueve cada día y entonces cambia las normas. Cuando tenemos las respuestas nos cambia las preguntas? y todo con recursos variados, como el radioteatro.

-Tus propuestas escénicas siempre han sido muy originales ¿Te gusta dirigirte a ti mismo?

Intenté no hacerlo, pero interpreto y eso no es bueno. Soy actor, por cierto, este es mi lado bueno.

-Actor?y un columnista muy premiado y familiar para los salmantinos desde las páginas del extinto diario El Adelanto, y ahora, desde Salamancartv al día?

Yo escribí en El Adelanto hasta el último día. Y sí, escribo un artículo muy pegado a la realidad, al día a día. Ahora se está confundiendo el artículo de opinión que a veces es semblanza, reseña, pataleo? El artículo tiene que decir algo al lector y dar una opinión, y todo con un lenguaje ligero, con una forma muy centrada, muy redonda, con un lenguaje específico. Ahora se le llama artículo de opinión a meras reflexiones, comentarios de libros o cenas mal digeridas? Yo a veces escribo sobre temas muy localistas, parto de una anécdota, por ejemplo, el descubrimiento de que sangrar, como se hacía antes, es una buena práctica? y luego a partir de eso hablo de la necesidad de la investigación, de cómo se reparte el dinero de la investigación, que es una guerra de poder. Mi opinión no es sectaria ni partidista, aunque todo el mundo sabe que es eminentemente de izquierdas.

-Un columnista valiente, provocador? y cercano. Pero un poeta complejo, tu poesía no es fácil, y menos este último libro ¡Ya el número treinta y cuatro! Su lenguaje es denso, lleno de referencias literarias?

Sí, sí, sí, en general mis libros requieren familiarización con la poesía. Pero yo estoy contento, es el libro que yo quería escribir. Y hay que entregarlo, porque sino, como dice Borges, se va la vida en corregir? publicar es una liberación grande ?este bello libro publicado por Amarú, el tercero que la editorial salmantina hace de Ángel González Quesada es no solo un homenaje a Darío, también a la figura de un autor consciente de su dificultad, de su talento? y de sus gestos. Con él no hay ninguna concesión a la facilidad, a la banalidad- Mira, la poesía es una forma de vivir, un buen poeta tiene que ser una buena persona. Darío es un músico de lenguaje, un hombre que usa el lenguaje con un sentido único. Ese es el tributo.

Ángel González Quesada tiene un aura llena de palabras, le rodean, le pueden, le arrebatan. Palabra viva sobre el escenario quien le tira con prisa. A este actor carismático le ha poseído el espíritu de Darío y su magistral dominio del lenguaje, de ahí su cercanía. Yo soy aquel que siempre he sido inconformista, diría yo. Ambos no solo tienen hambre de espacio y sed de cielo, ambos están arrebatados por la poesía y por el conocimiento. Ese conocimiento que, en la voz de los filósofos, nos muestra la tragedia cotidiana Ni mayor pesadumbre que la vida consciente, con la que Quesada hace teatro y combativos artículos para que, desde el verso, escenario, la página? su palabra nos llegue, compleja, desbordante, deudora de poetas. Cuántas letras, cuántas vidas, cuánto conocimiento cabe en este hombre poderosamente atractivo ¿Verdad, Carmen? que cambia ahora a Darío por ese ensayo en el que se despliega. Cuánto cielo le cabe a este dueño de su propia persona: con ustedes, un escritor, un actor? un poeta. Ángel fieramente suyo, fieramente humano, consciente, feroz, entregado?

Charo Alonso

Fotografías: Carmen Borrego

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