"Esto no se trata de un debate animalista, se trata del debate humanista donde la crueldad no tiene límites"
POR MARÍA FUENTES
La mente se define como la capacidad intelectual humana. Las mentes, a veces, se ven dominadas por el enojo, la ira y el odio. En la noche de este domingo, con el estómago aún encogido, me planteaba qué tiene que pasar por la mente de un ser que se llama humano para desearle la muerte a un niño de 9 años que padece cáncer.
Sé, por desgracia, lo que supone ver a un niño pasar sus horas en un Hospital. Ahí el tiempo no pasa, las lágrimas saben a poco, o realmente no saben a nada. Adrián sufre una enfermedad por la que desgraciadamente mueren cientos de personas cada día, un drama por el que todos en algún momento hemos llorado y es que esa maldita enfermedad ha dejado ya muchas vidas en el camino. Y eso, duele. Duele ver como un niño de sonrisa tímida invierte en tratamientos las horas de su infancia, duele ver como un niño que solo quiere vivir tiene que someterse cada día a sesiones interminables de quimioterapia y duele, y mucho, ver como tenemos una sociedad sin valores que ni siquiera es capaz de empatizar con eso.
De verdad que me duele, y ayer me encogió el alma ver como algunos antitaurinos le deseaban la muerte a este niño que se levanta cada día para luchar contra ella, que sonríe a la vida a pesar de que ésta le está azotando con crueldad, un niño que únicamente se ha amparado en la familia del toro para que todo este calvario sea más llevadero.
Mientras nosotros, los taurinos, damos una lección de respeto, mentes criminales como la de esa tal Aizpea Etxezarraga desea que ese niño no salga adelante. No es anti taurina, que no nos engañen, esa gente está en contra de todo, no tienen valores, no tienen corazón. Lo dijimos ayer y lo repetimos ahora. Esto no se trata de un debate animalista, se trata del debate humanista donde la crueldad no tiene límites.
Este ser despreciable se atreve a escribir en una red social en los siguientes términos: "Yo no voy a ser políticamente correcta. Qué va. Que se muera, que se muera ya. Un niño enfermo que quiere curarse para matar herbívoros inocentes y sanos que también quieren vivir. Anda yaaaaa! Adrián, vas a morir, vas a morir".
Hay frases, como esas, que dan miedo, que cortan la sangre, encogen el alma y te hacen pensar. Pensar en que todo se está perdiendo, en que bajo el amparo de defender la vida de los animales se ataca la vida de los seres humanos. Tuvo que soportarlo la viuda de Víctor Barrio y tiene que soportarlo ahora Eduardo, un padre al que seguro hoy le falta el aire. Tuvo que morirse Barrio para que estos ataques a los que cada día los taurinos estamos sometidos salieran a la luz, ¿quién nos protege? Nos 'cornean' sin piedad. Me dan pena, me dan asco, me dan pavor.
No hagas caso, Adrián. Te vas a curar. Ignora a esas mentes depravadas. No leas sus deseos malignos, son gente despreciable. No puedes aprender nada bueno de ellos. Tu sonrisa no merece empañarse, ni tus ganas de luchar.
Mi respeto, mi cariño, mis deseos de verte crecer bajo los valores de la tauromaquia, que son muchos, y muy buenos. Siempre adelante, Adrián.