¡Hay miradas con nebulosa y fotografías de la realidad movidas desde el primer click!
Creo que estamos perdiendo el norte; bueno la realidad es que creo que lo perdimos hace ya bastante tiempo. La educación de los "buenos hijos" se está convirtiendo en una obsesión, en una pura y dura droga familiar con más enganche que el estadío final de la heroína; obsesión por sacar buenas notas en los proyectos de los "buenos hijos", porque tristemente nos interesa más la nota que nos pongan como padres, que la realidad como hijos o alumnos, en la mayoría de las ocasiones y por supuesto sin generalizar pues estaría cayendo en un pozo parecido de despropósito.
Padres con una "tesis muy personal y egoísta " sobre la educación del vástago; padres en guardia para que sus hijos consigan los objetivos impuestos, aunque sea a costa de los demás en todo momento; padres que "cumplen" y celebran los años de sus hijos velando para que sea el centro de atención, para que ante todo marquen la pauta del grupo; padres helicóptero que sobrevuelan la vida del niño y de los que lo rodean ya sean docentes o "indecentes" y con sus aspas despeinan y a veces hieren a los demás; padres técnicos de redes sociales y comunicaciones inmediatas,aunque no comuniquen nada (por cierto que daño esta haciendo el Whatsapp en las relaciones personales de todo índole); padres que adoctrinan a otros padres; padres plastas (dicho sea con todo el respeto), y en una palabra.
¡Tenía que decirlo!, si no lo digo quizás mueriera de ingerir la quinina que me produce la mentira, la visión solo por el ojo que enfoca a nuestro hijo, la falta de respeto reiterada a los hijos ajenos, a aquellos que afortunadamente no son como los proyectos de "buenos hijos", pero que tienen valores y actitudes que no se aprenden solo en pupitres en formación ni en discursos de superación.
Cuando te enfrentas y convives en situaciones, ya sea como padre o como docente, en las que los "proyectos de buenos hijos" abundan, siempre me provoca la misma desazón cuando llega el momento del relajo privado. Se cede un terreno a los padres y a los "buenos hijos" que se le roba a los demás integrantes de la relación, las reglas cambian; no son intervenciones de niños en relaciones de niños, son intervenciones de padres "sofisticados" en relaciones infantiles. Ahogan las propias reglas y la resolución de conflictos que utilizan los niños cuando nadie media y hace la labor de juez politizado. De hecho en cualquier relación lo hacen mejor que los adultos en busca del cum laude, ansiosos por ver finalizada la obra que han derruido desde la primera palada para hacer los cimientos.
Por otro lado, me veo muchas veces dando justificaciones que no debería dar ni como padre ni como docente. Me gustan los niños libres y desinfectados de modas y pautas preestablecidas, me gustan los niños y los adultos con valores consolidados, donde prioríce la actitud y no la aptitud,donde la bondad venga de serie y no haya que poner extras que con el paso del tiempo se desprenden por incongruencia , ante los demás y ante uno mismo.
En lo único que nos parecemos los aspirantes a doctores en la tesis de "buen hijo " y yo es en lo agotados que llegamos para asentar las posaderas; uno por vigilar que el fenómeno no se salga de la norma social impuesta por los demás , que con la uso de Photoshop su sonrisa sea permanente y su vacuidad infinita ; yo por repetir y reiterar lo que siempre me dijo mi padre y por lo visto coincide con lo que también le dijeron a mi amigo Antonio Romo : " cumple siempre con tu deber". Y la palabra deber es tan extensa y tiene tantas connotaciones ...
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