Hay aquí una belleza ritualizada, que viene de un tiempo antiguo, marcado por la celebración y por la entrega sin límites a la vida, pero que conecta siempre con lo universal femenino. El ramo, las cintas, las alhajas, la mirada misteriosa, la sonrisa d
Hay aquí una belleza ritualizada, que viene de un tiempo antiguo, marcado por la celebración y por la entrega sin límites a la vida, pero que conecta siempre con lo universal femenino. El ramo, las cintas, las alhajas, la mirada misteriosa, la sonrisa distraída... y esa ebriedad de los colores, todo, todo está celebrando lo femenino hermoso, lo universal conseguido; porque donde se encuentre la mujer, allí siempre estará la vida plena.
tilo_texto">José Luis Puerto (Texto) / Rosa Gómez (Fotografía)