Toda belleza, si no está al servicio del ser humano, es estéril. No es lo que ocurre aquí. Porque sedas, tejidos y alhajas son portados por niñas y niños, y les dan un fulgor especial, los invisten de un aura de lujo, que es necesaria para que el rito y
Toda belleza, si no está al servicio del ser humano, es estéril. No es lo que ocurre aquí. Porque sedas, tejidos y alhajas son portados por niñas y niños, y les dan un fulgor especial, los invisten de un aura de lujo, que es necesaria para que el rito y la celebración tengan lugar y sean eficaces para que nuestra especie siga proclamando la maravilla del alto don del existir.
José Luis Puerto (Texto) / Rosa Gómez (Fotos)
Las imágenes forman parte de 'Tejiendo identidades', de Rosa Gómez, sobre el municipio de Cepeda