CIUDAD RODRIGO | Los primeros participantes tardaron 5 horas en completar el recorrido, pero hubo un largo reguero de corredores
A las 6.10 horas de la mañana del sábado, cuando aún no había empezado a amanecer, se puso en marcha la prueba deportiva más épica que jamás haya acogido Ciudad Rodrigo y cualquier otro punto del territorio español: una Farinato Race Cervantina de 42 kilómetros de la que fue escenario Miróbriga y su entorno en una larguísima mañana de competición.
En una madrugada bastante fresca (excepto para algunos que todavía volvían de fiesta y se acercaron a curiosear), la parte trasera del Cuerpo de Guardia del Registro fue el punto de concentración de los 35 deportistas que decidieron enfrentarse a una prueba de obstáculos totalmente inédita en nuestro país por su longitud (a nivel europeo, es la 4ª vez que se celebra una prueba de una distancia tan larga).
La salida a la carrera se dio en los fosos de la Puerta del Sol con anécdota incluida. Justo antes de salir, el speaker, Sergio Olvidado, preguntó a los participantes si alguno había dejado el coche aparcado en el parking situado frente al antiguo Centro de Salud, porque al ser sábado, y por ende, día de mercadillo, serían retirados por la grúa al amanecer. Uno de los participantes lo tenía allí aparcado, saliendo a la carrera a moverlo.
Con el coche puesto en un sitio legal, y con un recuerdo previo a la salida a las víctimas del atentado de Niza, los participantes realizaron el grito de guerra farinato antes de ponerse en marcha, en dirección al río, hilo conductor de buena parte del recorrido.
Los participantes tuvieron que dar 2 vueltas a un recorrido de 21 kilómetros, en el cual se llegaba hasta el Pantano del Águeda. Dentro de esa larga distancia, los participantes afrontaron (en 2 ocasiones) el recorrido de 5 kilómetros repleto de obstáculos que será empleado para la Farinato Race de la noche del sábado (las salidas se empezarán a dar a las 22.00 horas).
En total, por el recorrido de la mañana hubo distribuidos 100 obstáculos de todo tipo (en los que había colocados voluntarios para supervisar que se hicieran correctamente), empleándose en unas cuantas ocasiones las aguas del Águeda. Como novedad, dentro de los 'obstáculos de agua', en esta edición los participantes montaron en piragua, de la mano de la empresa Descensos Medina.
Los primeros atletas en entrar en meta fueron Borja Castrejón y Marco Lopes (separados por una escasa distancia) tras 5 horas de carrera (carrera vivió su momento clave en el minipaseo en piragua de La Pesquera, cuando Borja Castrejón adelantó a Marco Lopes). El primero en cruzar la meta, Borja Castrejón (al que aún no se le puede proclamar ganador a la espera de revisar que haya cumplido correctamente todo el circuito), lo hizo tras 5 horas y 2 minutos de carrera. Preguntado por lo más duro de la carrera, explicó que había sido "levantarse a las 4.30 horas".
Tras la llegada de esos dos primeros corredores, se celebró la carrera infantil, y a continuación, empezó el reguero de corredores de la prueba de 42 kilómetros, que fue larguísimo (el último clasificado completó la primera vuelta al circuito segundos antes de que el primer corredor completase la segunda vuelta). Dentro de esas llegadas, hubo algunas anécdotas, como lo que le ocurrió al quinto clasificado, que entró, literalmente, con el culo al aire tras rompérsele el pantalón.
La primera fémina en alcanzar la meta fue Andrea Montero, que tardó 6 horas y media en completar la carrera, con una cierta distancia sobre la otra fémina de referencia en las pruebas de la Farinato Race. Durante toda la mañana, numerosos mirobrigenses siguieron con atención el desarrollo de la prueba, tanto por la zona del Paseo Fernando Arrabal como por la zona de La Pesquera, a donde fueron bajando mirobrigenses para disfrutar de la jornada sabatina.
Los últimos cuatro corredores en completar la prueba lo hicieron en torno a las 19.00 horas, 13 horas después de tomar la salida.