Y no se refiere el título -ya me gustaría- a una edición extraordinaria de "El Club de la Comedia", sino al debate sobre el estado de la comunidad celebrado este miércoles en las Cortes de Castilla y León. La calificación de dicho debate como "una sucesión de monólogos" la realizó el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, quién, sumadas todas sus apariciones, acaparó el escenario por espacio de más de cuatro horas de las cerca de siete que duró la sesión.
Una maratoniana función que comenzó a mediodía con un tedioso balance del primer año de legislatura, monólogo inicial en el que el actor central se extendió por espacio de una hora y cuarenta minutos. Por la tarde, el auditorio comenzó a desperezarse de la siesta cuando el socialista Luis Tudanca arremetió contra Herrera a propósito de lo que llamó "agujero de la corrupción", relacionando uno de los flecos de la "Perla Negra" con la financiación irregular del PP.
Al presidente de la Junta el monólogo de Tudanca no le hizo puñetera gracia y menos aún que el mismo incluyera una morcilla sobre la empresa constituida en su día en Panamá por uno de sus hermanos y un constructor burgalés integrado en el consorcio adjudicatario del Hospital de Burgos.
De puntillas pasó sobre la corrupción el monologuista de Podemos, Pablo Fernández, quién definió el estado de la comunidad con el expresivo título"Castilla y León, Tierra de Precariedad". Además de eso rescató una cita de Montesquieu utilizada ya en ocasión anterior: "Cuando un gobierno dura mucho se descompone poco a poco, y sin notarlo".
Entre sorbo de agua, carraspeo y nuevo sorbo de agua, leyó su monologoLuis Fuentes, de Ciudadanos, reprochando a Herrera su falta de voluntad para regenerar la vida política y "limpiar la comunidad de la mancha y la sospecha de la corrupción". "Ha dilapidado casi toda nuestra confianza", dijo en referencia al pacto que permitió la quinta investidura consecutiva del presidente de la Junta.
También abundaron los reproches por parte del dúo integrante del grupo mixto, José Sarrión (IU) y Mariano Santos (UPL), el primero de los cuales finalizó su primer monólogo con un "¡Viva la clase obrera!" que por un instante trasladó al personal al Primero de Mayo. Y al final, en vez deEva Hache, cerró la sesión el popular Fernández Carriedo, quien, como todo el elenco anterior, no es precisamente la alegría de la huerta.
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