CIUDAD RODRIGO | El recorrido fue más corto de lo habitual y sólo hubo dos altares, donde se hicieron fugaces parones
Como es habitual en Ciudad Rodrigo, la celebración de la festividad del Corpus Christi se concentró en la mañana del domingo en el recinto amurallado (el próximo domingo será turno para la Octava de Corpus en varias parroquias extramuros). Por diversos motivos, la celebración de este año fue totalmente diferente a la de años anteriores, resultando mucho más descafeinada. La principal razón fue la meteorología, muy desapacible.
La celebración arrancó con la Solemne Misa Estacional en la Catedral de Santa María, presidida por el Obispo de la Diócesis Raúl Berzosa. A esta misa asistieron, en las primeras filas de los bancos de la Catedral, un buen número de los niños que han tomado la Primera Comunión durante esta primavera en Ciudad Rodrigo. Tras ellos estaban sus familiares más directos, pendientes de que todo estuviera en orden.
Una vez finalizada la misa, llegaba el momento de desarrollar la procesión del Santísimo Sacramento por las calles mirobrigenses, pero ahí ya fue preciso mirar al cielo. Según explicó el presidente del Cabildo Catedralicio, Ángel Olivera, justo al concluir la misa, había dos opciones: si el cielo estaba bastante despejado, se haría el recorrido largo habitual, mientras que si el cielo estaba amenazante, se haría un recorrido más breve, yendo únicamente hasta la Plaza, ya que además no se había instalado un altar como en años anteriores en la calle San Juan.
Al salir los presentes al exterior vieron que el cielo contaba con unas nubes preocupantes, por lo que sin dudarlo se optó por la segunda opción, que además se intentó realizar de la forma más breve posible, con un escaso parón en los dos únicos altares instalados: a las puertas de la Iglesia de Cerralbo y de la Casa Consistorial. En el primero de ellos, el Santísimo Sacramento no fue colocado sobre la mesa del altar ?el Obispo lo sostuvo en sus manos-, mientras que en el segundo altar ni siquiera llegó a ser bajado de la carroza.
En esta versión tan reducida de la procesión, únicamente hubo tres niños de corta edad colocados en el altar de la Casa Consistorial. Al realizar unos parones tan fugaces, los niños de Primera Comunión (en torno a una treintena, que fueron guiados por el sacerdote Ángel Martín Carballo) aprovecharon el tramo final de la procesión para tirarse entre ellos los habituales pétalos de flores.
Dejando a un lado las cuestiones meteorológicas, la procesión también fue diferente por la ausencia, por primera vez, de la Corporación Municipal. Si el año pasado, la procesión del Corpus fue justamente la despedida 'pública' de la anterior Corporación (con los habituales maceros como acompañantes), este año únicamente estuvo presente una concejala, Carolina Paniagua, ejerciendo en este caso como madre ya que su hija estaba entre el grupo de niños que han tomado la Primera Comunión.
Dentro de esta mañana tan diferente, la Banda Municipal de Música, también contó con una formación reducida. Lo que no faltó fue el himno de España tanto al salir como al entrar el Santísimo Sacramento de la Catedral de Santa María. Como si estuviera programado, escasísimos segundos después de ser introducido en la Catedral, se puso a llover, siendo necesario abrir los paraguas de forma inmediata.
(Galería de fotos: David Rodriguez y Adrián Martín)