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Los Cines Van Dyck proyectarán el documental de pintura ‘Los Impresionistas’
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Este martes

Los Cines Van Dyck proyectarán el documental de pintura ‘Los Impresionistas’

Actualizado 10/04/2016

Se podrá ver a las 20.30 horas y en un segundo pase el 19 de abril, a las 17.30

El impresionismo llega a Cines Van Dyck con un documental que se proyectará este martes, a las 20.30 horas. "Sin Durand-Ruel habríamos muerto de hambre. Se lo debemos todo". Así hablaba el pintor Claude Monet de su amigo y mecenas, el hombre que -literalmente- financió el impresionismo.

Parece mentira, pero el movimiento artístico más popular hoy en día, protagonista de retrospectivas en los museos de todo el mundo, no recibió más que desprecio de los expertos y galeristas de la época. El establishment, tan apegado al realismo, se burlaba de aquellos jóvenes obsesionados con reflejar la luz en sus pinceladas ("imprimir el instante"). En 1868, un arruinado Monet se intentó suicidar tirándose al río Sena. Por suerte, un par de años más tarde conoció en Londres -donde se había exiliado de la guerra franco-prusiana- al marchante de arte que lo cambió todo.

Este martes 12 de abril, a las 20.30 horas (y el siguiente martes, 19, a las 17.30), tendremos ocasión de profundizar en la corriente pictórica que dominó el último tercio del siglo XIX en un magnífico documental de Exhibition On Screen. Partiremos de la exposición de la National Gallery Inventando a los impresionistas: Durand-Ruel y el moderno mercado del arte, aunque también nos trasladaremos al inigualable Museo De Orsay en París, al Museo de Luxemburgo o al Philadelphia Museum.

Por las manos de Paul Durand-Ruel (1831-1922) se dice que pasaron hasta 12.000 pinturas: vendió más de 1.000 lienzos de Monet, millar y medio de Renoir, cientos de Degas? Viudo y con cinco hijos, heredero del negocio de su padre, arriesgó su prestigio y su -limitada- fortuna por un grupo de pintores que ningún salón se atrevía a exponer. Tras el encuentro con Monet en Inglaterra, de vuelta a Francia apadrinó a Renoir, Sisley o Edouard Manet, a quien le compró, de una tacada, 23 cuadros por 50.000 francos.

Apostó por ellos pese a las discrepancias ideológicas (católico y monárquico, solía decir que "el Paraíso sería un paisaje de Pissarro", reconocido anarquista), y redefinió la figura del marchante: les asignaba salarios mensuales para que siguieran trabajando, los promocionaba en la prensa, organizaba exposiciones individuales y colectivas, cubría sus deudas y, no menos importante, les aconsejaba como a amigos. A Monet incluso le ofreció el salón de su casa, y logró financiación anticipada para su serie de Los álamos (1891), cinco de los cuales aparecen en el documental. A Renoir, con el que estableció una relación muy cercana, le encargó retratar a sus propios hijos. Muchas veces les pagaba a plazos, y para algunas inversiones tuvo que vender de su colección personal cuadros que estaban de moda: el realismo de Courbet, Corot o Millet le sacó de más de un apuro.

La gloria llegaría, al fin, en 1886, con su valiente decisión de presentar una selección de lienzos de sus protegidos en Nueva York, donde la crítica se rindió a aquel nuevo estilo. "Si hubiera fallecido a los sesenta años", escribió en sus memorias, "habría muerto agobiado por las deudas y en bancarrota, rodeado de tesoros infravalorados". No fue así; la Historia le acabó dando la razón.

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