Existe un acuerdo generalizado en que la educación pública ha sido una de las víctimas más claras de la política neoliberal y de recortes que hemos sufrido durante los últimos años; existe igualmente un acuerdo generalizado en que la Lomce ha sido una ley nociva y contraria a los más elementales principios de igualdad en el acceso al derecho fundamental a la educación.
La garantía de una educación pública de calidad, laica, participativa y a la que puedan acceder todas las personas es la garantía de una sociedad democrática, formada por personas libres y críticas, y es el único instrumento que garantiza la convivencia pacífica; por eso la educación no es un problema de unos cuantos, ni puede reducirse a un conjunto de técnicas, no es una cosa de profesionales. La educación es el pilar básico para el desarrollo de la sociedad y por eso es un problema y una responsabilidad de toda la sociedad en su conjunto.
La opción por un tipo u otro de educación determina la opción por un modelo u otro de sociedad; si queremos una sociedad igualitaria, justa y democrática, debemos conseguir un modelo educadito igualitario, justo y democrático. Si por el contrario la sociedad que se quiere construir se fundamenta en la desigualdad, la insolidaridad y la diferencia, el modelo educativo será el que se está implantando con el desarrollo de la Lomce: elitista, desigual, accesible en su integridad solo para unos pocos y transmisor de unos valores de competitividad a ultranza.
No es un asunto en el que se pueda frivolizar, ni someter a un continuo cambio en función de las circunstancias políticas. Es preciso construir un modelo consensuado, asumido con carácter general y que tenga pretensión de durabilidad, y ello solo es posible con la máxima participación. Las próximas elecciones generales pueden dar lugar a una situación en la que las fuerzas políticas se vean obligadas a dialogar, a pactar, a llegar a acuerdos básicos. Y no hay acuerdo más básico, más urgente y más necesario que el que afecta a la educación pública, por lo que debemos demandar a todos los partidos políticos un compromiso claro de conseguir este consenso.
Y en este consenso deben ser básica la participación de los profesores y profesoras, pero también de los alumnos y alumnas y de sus familias, que viene siendo tratados como clientes o receptores de un servicio público y a los que no se les permite una participación real, a lo sumo se les considera unos molestos invitados.
En este contexto cabe destacar la importante iniciativa que está desarrollando la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA), que este fin de semana celebrará una asamblea estatal para la elaboración de un documento para un nuevo modelo educativo, que quiere ser una base de discusión para conseguir el consenso necesario con fuerzas políticas, sindicatos, asociaciones, colectivos y personas implicadas en el proceso educativo.
Los pilares del documento, los pilares del modelo educativo que se proponen son claros: Gratuidad real de la enseñanza en todos su niveles, desde los 0 a los 18 años y en toda su extensión (no basta la gratuidad de la matrícula, ésta debe extenderse a los materiales, al transporte, a los comedores, a las actividades complementarias, porque en caso contrario no hay un acceso real a la enseñanaza; la participación real y efectiva de la comunidad en su conjunto en el proceso educativo; la igualdad real de oportunidades; la concepción de la enseñanza como un derecho y no como una competición encaminada a la selección y a la segregación de cara al futuro laboral (hay que acabar con los exámenes, con las repeticiones de curso, con la expulsión del sistema educativo de quienes tienes más dificultades); la garantía de una educación pública para todos y todas, respetuosa con todas las creencias pero radicalmente laica en su contenido; la dotación suficiente de medios materiales y humanos, no podemos repetir situaciones de recortes y penurias porque todos los medios que dediquemos a la educación son una inversión de futuro, no un gasto.
El paso está dado, la iniciativa planteada, es hora de que pasemos de las palabras a los hechos. La educación debe situarse en el centro de la acción pública, en el centro de las preocupaciones sociales. Nos va en ello el futuro.
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