El mundo es, como reza un proverbio flamenco, un carro de heno del que cada uno toma lo que puede o quiere. El Bosco pintó hacia 1516 un tríptico, que hoy podemos admirar en el Museo del Prado, en cuya tabla central aparece una escena cargada de violencia, con hombres y mujeres de diversas clases sociales luchando entre sí para apoderarse de una parte del heno transportado en un enorme carro, mientras algunos caen aplastados bajo sus ruedas. Así es la triste realidad de nuestro mundo. No obstante, conviene hacer un tratamiento "científico" de la pobreza y la exclusión con el método propio de las ciencias sociales.
Existe un gran desequilibrio económico, social y cultural y este desequilibrio engendra lo que llamamos "Primer mundo", Tercer mundo" e incluso "Cuarto mundo". Los países ricos crean, para consumir, necesidades superfluas. Los pobres no logran matar el hambre. Mientras los dueños del mundo juegan a hacer de la tierra una "Tecnópolis", otros caminan a ciegas por el camino tortuoso del desequilibrio ecológico y contemplan angustiados las grandes masas de parias en su geografía de origen.
El hambre física es la primera necesidad. Nadie debería quedarse sin comer un día, ninguno tendría que morir de hambre. Sin embargo es una triste realidad , muy dolorosa, que hay millones de personas que pasan hambre. Debería ser fácil remediarla, pues la tierra ofrece alimento para todos. El egoísmo de grupos e individuos y la injusticia del sistema dominante son la causa principal de que diariamente mueran de hambre miles de personas.
Cada cuatro segundos muere una persona de hambre en el mundo. Cinco millones de niños mueren de hambre al año. Al año son ocho millones según la FAO, cinco de los cuales son niños?Más de mil millones de personas pasan hambre a diario, según los últimos datos publicados por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en Roma. El incremento es consecuencia de la crisis económica mundial, que provoca una disminución de los ingresos y un incremento del paro. De este modo, se ha reducido el acceso de los pobres a los alimentos, señala la FAO. No podemos olvidar, que tras las cifras se ocultan muchos dramas personales. Detrás de cada muerte hay una tragedia en vida. El mundo necesita el crecimiento económico, pero no se puede permitir que la creación de riqueza se haga a costa del crecimiento humano. Este mundo tendrá que ser construido por nosotros mismos, mujeres y hombres, a favor de los más desposeídos. No se terminará el hambre en el mundo ni habrá paz mientras no haya una mayor justicia social. Necesitamos la paz, cierto, pero ésta sólo arraiga en la justicia.
Realmente no estamos a gusto con la realidad de nuestro mundo. El hambre es uno de tantos pecados que azotan nuestra sociedad, que sufre de injusticia, esclavitud, violencia, vacío de Dios y carece de valores humanos. Tenemos un mundo industrializado sin alma; no tiene en cuenta a los más desposeídos. A esta gran máquina del mundo le falta el aceite de la bondad.
Cada año "Manos Unidas" (Campaña contra el Hambre) nos recuerda con algún lema nuestro compromiso para ayudar a apoyar algunos proyectos de promoción. El lema de este año es: "Plántale cara al hambre: Siembra". Cada año más de dos millones de personas unen sus manos para ganar la batalla al hambre y las causas que lo provocan. Hay más de 2000 proyectos que requieren la ayuda de todos. Se nos pide, a todos, de cualquier ideología, colaborar de la manera que podamos. Si se siembra amor, se cosecha amor. Si sembramos solidaridad para trabajar unidos, lograremos que entre algo más de luz en algunos pueblos y hogares.
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