Una capea de Lunes que pareció de Viernes por el tremendo ambiente

Ciudad Rodrigo vivió su segunda y última capea nocturna del Carnaval 2016 en una velada de Lunes que más bien pareció de Viernes por el tremendo ambiente que había en la Plaza Mayor mirobrigense.

En este sentido, hay que recordar que los tablaos se llenan con mucha antelación todos los años para la capea nocturna del Viernes. En cambio, para la noche del Lunes era fácil encontrar sitio a última hora. Sin embargo, en esta ocasión (y quizás debido en parte a una noche tranquila en lo meteorológico), la Plaza estaba llena a rebosar desde un buen rato antes de empezar la capea.

De hecho, hubo 'problemas' para encajar ese casi lleno con el momento de la llegada de la 'procesión' de jóvenes que subieron hasta la Plaza al ritmo de la Charanga Manliao (quedaban pocas zonas amplias). Como ya hemos publicado estos días, por segundo año consecutivo, un grupo de cerca de 300 jóvenes decidieron contratar una charanga para animar distintos momentos del Carnaval, encontrando en esta ocasión la colaboración del Ayuntamiento, que sufragó el coste de la Charanga en lo que al pasacalles se refiere, desde la rotonda del Árbol Gordo hasta la Plaza así como la actuación en el ágora hasta la hora de empezar la capea.

Como notas curiosas del pasacalles, hay que apuntar que la comitiva de jóvenes se detuvo a la altura del Cine Madrid a cantar La Campana Gorda, mientras que la entrada en la Plaza se hizo al ritmo del Cristo de los Gitanos, procesionando incluso 'tres Cristos crucificados', para carcajada general de las personas que estaban en los tablaos ya en ese momento.

La mayoría de esos jóvenes se ubicó en el lateral derecho (según se mira desde el Ayuntamiento) de la zona sur de la Plaza, guardando sitio para la Charanga para el momento en que ésta se subiera al iniciar la capea, en que el coste de la misma pasaba a ser de los jóvenes, que de este modo regalaron a todos los presentes en la Plaza animación continua.

En lo que se refiere a la capea en sí, contó dos astados de Luis Terrón, el primero de los cuales sufrió un percance en el callejón de toriles por lo que sólo pudo salir una vez, de tal modo que su hermano de manada lo hizo hasta en tres ocasiones. Los toros dieron cierto juego, siendo especialmente significativos varios saltos.

Sobre la arena, no hubo que lamentar heridos (aunque, por ejemplo, un mozo se cayó a las puertas de un toro y otro tuvo serios problemas para trepar al burladero de la parte sur), pero en cambio la enfermería de la Plaza sí registró actividad, pasando por allí una mujer con una crisis de ansiedad, una chica tras sufrir una caída de un tablao y otra joven por surgirle un dolor muy fuerte en la barriga.

Finalizada la capea, fue momento para repartirse por los bares o por la carpa para disfrutar de la última gran noche del Carnaval.