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La lluvia hace acto de presencia en una vistosa mañana que quedó sin redondear
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MARTES DE CARNAVAL

La lluvia hace acto de presencia en una vistosa mañana que quedó sin redondear

Actualizado 09/02/2016
David Rodríguez

CIUDAD RODRIGO | Dos de los astados de Hermanos Cambronell que intervinieron durante la mañana se negaron a salir al desencierro

[Img #557326]La entrada en toriles del Toro del Aguardiente fue aprovechada por numerosas personas para irse a desayunar antes de dirigirse a coger sitio para presenciar el último de los encierros del Carnaval del Toro 2016, protagonizado por astados de los Hermanos Cambronell, que el año pasado intervinieron el Sábado de Carnaval (dejando al herido más grave de aquella edición).

En esta edición, el encierro de los Hermanos Cambronell transcurrió ?al igual que el de la jornada del Lunes- muy rápido, alcanzando la Plaza Mayor en apenas 5 minutos. Por la Avenida Conde de Foxá, la manada de toros y cabestros subió estirada, agrupándose posteriormente. Al paso por el Registro, iban 4 toros por un lado, otro toro 'suelto', y otro toro envuelto entre los cabestros.

Una vez llegaron a la Plaza, tardaron escasos instantes en entrar a los toriles. El público esperaba que, al igual que el Lunes, se adelantara el horario de inicio de la capea (fijado de forma 'no oficial' para las 12.00 horas), pero por megafonía se anunció que no lo haría hasta esa hora, sonando una gran pitada.

Para llenar el tiempo de espera, entraron en escena las charangas Santa Ana y Manliao, que interpretaron varias canciones desde el centro de la Plaza, recibiendo muchos aplausos. Desde la balconada de la Casa Consistorial les contemplaban los integrantes de la Charanga Los Bemoles, que se encargaron de animar la capea (las tres charangas se han repartido las tres capeas de las mañanas carnavaleras).

Mientras las charangas estaban actuando, llegó la visita más indeseada: la de la lluvia, que arreció durante la capea, en la cual destacó el juego del segundo de los toros, que llegó a levantar a un mozo cogiéndole la pierna con una de sus astas, pero sin consecuencias. Como en días anteriores, recortadores y maletillas se repartieron el tiempo sobre la arena, luciéndose en esta jornada más los recortadores.

Una vez se introdujo el tercer toro en toriles, llegó el momento del desencierro de los tres toros participantes en la capea. Como es habitual, se fueron sacando a la arena los citados toros de uno en uno junto a los cabestros para que, una vez estuvieran todos, abrir la puerta del desencierro. Tras hacerlo, los cabestros tardaron unos segundos en abandonar la Plaza, siguiéndoles uno de los toros.

Sin embargo, los otros dos toros se negaron a realizar el desencierro. Uno de ellos llegó a salir de la Plaza nada más hacerlo el primer toro pero, tras embestir las puertas laterales de la Puerta del Desencierro, no llegó a pasar de allí, volviendo a entrar al ágora. Casi diez minutos después, realizó una operación parecida el tercer toro, regresando también a la Plaza.

Viendo que los toros no hacían ni la más mínima intención de salir (lo más que hacían era embestirse entre ellos), y que ni siquiera las descargas eléctricas funcionaban, se decidió recoger a los astados en los toriles de la Plaza. Para ello, se sacaron otros cabestros, que regresaron a los toriles sin compañía, pero los dos toros entraron casi acto seguido por su cuenta.

Mientras tanto, el único toro que había salido de la Plaza, fue alcanzando con mucha calma los toriles de San Pelayo, a donde llegó a las 13.30 horas, tras unos 25 minutos de desencierro.

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