Viernes, 10 de mayo de 2024
Volver Salamanca RTV al Día
Enrique Crespo rememora sus vivencias alegres y tristes en torno al Carnaval
X
PREGÓN MAYOR

Enrique Crespo rememora sus vivencias alegres y tristes en torno al Carnaval

Actualizado 05/02/2016
David Rodríguez

CIUDAD RODRIGO | El cirujano jefe de la plaza de toros ofrece un pregón lleno de recuerdos muy aplaudido por el público que abarrotó el Teatro

[Img #551485]Tras la inauguración callejera del Carnaval con el Campanazo, el encierro de mansos y el pregoncillo, el Teatro Nuevo Fernando Arrabal acogió a última hora de la tarde del Viernes la apertura solemne del Antruejo, en forma de Pregón Mayor a cargo del cirujano jefe de la plaza de toros, Enrique Crespo Rubio, que llegó en comitiva hasta el Teatro acompañado de numerosas autoridades e integrantes de El Botón Charro.

La presentación del acto en el Teatro ?abarrotado de público- corrió a cargo del funcionario municipal Tomás Domínguez Cid, quién dio paso a la concejal de Cultura del Ayuntamiento, Azahara Martín, que se encargó de desgranar el currículum profesional y humano del pregonero, resaltando su papel clave en el Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo.

Como el propio Enrique Crespo apuntó, sus merecimientos para ofrecer el pregón eran su "trabajo y dedicación" en la enfermería de la Plaza, aprovechando para relatar sus vivencias, mezcla de recuerdos tristes y alegres, en torno al Carnaval.

De inicio, recordó a tres personas ya desaparecidas: Ignacio Corvo, exalcalde de Fuenteguinaldo, quién "me confió la asistencia sanitaria de los festejos taurinos de su pueblo" ("Nacho, torero, en este Carnaval te echaremos de menos"); el médico mirobrigense Adolfo Vidal Benito, "con quién compartí muchos momentos"; y su propio padre, Antonio Crespo-Neches, "impulsor de la enfermería vigente".

Tras dedicar el pregón a José Antonio Domínguez Cid, y a su familia, Mari y Javi, con quienes todos "estamos en deuda" porque "se entregan con ahínco y cariño para que las instalaciones de la enfermería queden oportuna y operativamente impecables"; Enrique Crespo mencionó su vinculación familiar con Ciudad Rodrigo: su abuelo materno nació en la ciudad.

A continuación, empezó a relatar su propia relación con el Carnaval, que arrancó en 1985 siendo estudiante de Medicina, cuando su padre llegó a hacerse cargo de la enfermería por el empeñó que puso Miguel Cid "en dotar al Carnaval de una enfermería y un equipo médico acorde a los percances que en él suceden".

En aquellos primeros años "estaba más ocupado en disfrutar del ambiente jaranero del Carnaval", desayunando huevos fritos con farinato en El Sanatorio y recuperando "el maltrecho cuerpo fatigado por la larga noche de comparsa y baile". Pero fue en la plaza de Ciudad Rodrigo donde empezó a formarse como médico taurino: "ahí aprendí a soportar la tensión que envuelve a la Enfermería cuando el drama del percance transforma el bullicioso y burlesco escenario de la plaza y las calles de esta milenaria ciudad en momentos de angustiosa incertidumbre entre sus gentes".

"Salvar vidas a quienes resultan mortalmente heridos"

Tras agradecer que en Ciudad Rodrigo, a diferencia de otros lugares, el equipo médico de la Plaza siempre "ha tenido el reconocimiento de sus gentes, desde el más humilde de los ciudadanos hasta los más altos responsables municipales"; Enrique Crespo explicó que la preparación de la enfermería empieza en la época navideña, hasta llegar el momento de la fiesta, cuando los médicos "empezamos a sentir en nuestro ánimo el peso de la responsabilidad que cada año nos obliga el compromiso adquirido con esta tierra".

Desde su punto de vista, la cirugía taurina no se aprende en la universidad o en unos libros, "se aprende en los burladeros observando las cogidas, en las enfermerías reconociendo a los pacientes, en el hule operando las cornadas". Con el trabajo de todos estos años, "hemos conseguido hacer del Equipo Médico y de la Enfermería del Carnaval una referencia en la cirugía taurina mundial".

Según resaltó Enrique Crespo, en Ciudad Rodrigo "hemos logrado hacer realidad la utopía de cualquier equipo médico de una plaza de toros, la utopía de cualquier cirujano taurino que se precie de serlo: salvar vidas a quienes resultan mortalmente heridos", aunque hubo que lamentar la muerte de un joven de Lumbrales en 1986.

En este punto, recordó varios momentos "delicadísimos", incluida por ejemplo la cogida sufrida por un joven de Estados Unidos el año pasado. Todos ellos "fueron sacados adelante gracias al trabajo y entrega de muchos profesionales intachables, mis compañeros, que soportaron momentos interminables de una tensión e incertidumbre descomunales", dejándoles "profunda huella en todos tanto física como anímica".

Tras agradecer la "dedicación y esfuerzo" del personal de Cruz Roja (sin ellos el trabajo quedaría "incompleto"), tuvo palabras para la figura del toro, considerando que en Ciudad Rodrigo "se admira como en pocos sitios: la fiesta del pueblo con el toro en la calle es un sentimiento".

El tramo final de su pregón estuvo dedicado al futuro. Como el Carnaval es "una extraordinaria escuela para hacerse médico taurino", procuran que "a nuestro lado estén jóvenes médicos a quienes instruir en cirugía taurina con el objetivo que ellos, un día, continúen nuestra tarea en las plazas de toros".

Por último, remarcó que el Carnaval también le ha dado "infinidad de satisfacciones: "las maravillosas sensaciones de sentirme útil curando heridas, salvando vidas, mitigando sufrimientos físicos y anímicos; y también conocer a tantos compañeros, mis hermanos de cirugía taurina, y compartir con ellos nuestras experiencias, las buenas y las menos buenas".

Comentarios...