Porque las manos...
Se ofrecen abiertas para el saludo, como árboles, como flores, como abanicos de fantasía desplegando el futuro. Porque las manos recogen, ofrecen, dibujan y pintan los sueños. Porque las manos también friegan, aliñan y cocinan, y luego reparten y comparten. Porque "las manos de mi madre saben que ocurre por las mañanas cuando amasa la vida, hornos de barro, pan de esperanza, junto a los pájaros que aman la vida y la construyen con los trabajos (Mercedes Sosa).
Porque las manos levantan torres y pistas y esculpen deseos. "Porque los mejores regalos se hacen con las manos" (Cáritas 2012), y las mejores caricias también. Porque hasta el perrito busca las manos de su dueño para que le rasquen el cogote, porque el bebé agarra las manos de su madre y las del abuelo y se las lleva a la boca como fecundas raíces que succiona y le ayudan a explorar el mundo que estaba antes que él, pero que él gusta y saborea. Porque las manos fueron la evolución primera, cuando dejaron de gatear y arañar la tierra y se elevaron más allá de la propia altura del ser humano hacia el cielo, como invocación, como plegaria, arrastrando los ojos en pos de su vuelo. Porque las manos duelen y duele el alma cuando faltan y son tijeras (Eduardo Manos Tijeras, Tim Burton 1991) Porque" dame la mano en la desolación, dame la mano en la incredulidad y en el viento"(Carlos Bousoño) Porque El caballero de la mano en el pecho, y su gravedad sublime, porque las manos juntas rezan y ellas solas se arrodillan algunas veces junto a la muerte presentida. Porque las manos exentas (La princesa manca, 1995) sufren en ese pais mágico y doliente de nuestro Gustavo Martín Garzo, que tiene, por cierto, nombre de mano alada.
Porque las manos..., hoy quiero hacer, para empezar bien el año, el elogio de su vuelo, de su sombra, de su sueño; sin ellas no seríamos, con ellas pegadas a un dispositivo inteligente (¿inteligente?), dejamos de ser, y algo de nuestra alma queda amputado, mecanizado, se vuelve inerte.
Por eso, queridos Reyes Magos, Excelsas majestades del paraiso sagrado de la infancia, con temor y temblor os pido, traed, por favor , a nuestros niños muchas cosas que se puedan y se deban hacer con las manos, que se gocen, que se aúpen a la vida con las manos. Traedles cosas para manipular, tocar, construir y romper, para desnudar y vestir, para pintar y borrar, cosas que precisen vida y les hagan olvidar por algún tiempo esa adicción que los acogota y enmudece, ensimismados en pantallas digitales, en pseudoacciones y pseudoobjetos, en emociones virtuales, fantasmáticas, que nunca, nunca, podrán colmar la espontaneidad y el anhelo de sus jóvenes corazones. Porque "las manos del sueño siempre traen un sueño de la mano" ( Joan Manuel Serrat)
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