De nuevo, como cada último día del año, Salamanca tributa un sentido homenaje a Unamuno
El año viene y se nos va, y en cada 31 de diciembre, en Salamanca, hay parada, pausa, homenaje y reflexión en este apeadero último del calendario. Es el que el pueblo de Salamanca le rinde al Rector sin más..., al del pensamiento enhiesto como alta torre de arenisca, siempre suyo, solitario en el bronce de su pensamiento, de sus páginas, de sus escritos, de la agria efemérides del 36. Cada año, en el monólogo de la una de la tarde de la campana de la catedral, acuden por las calles en cortejo horizontal las autoridades culturales,municipales, religiosas, periodísticas,musicales,lectoras, y demás..., a despertar la sabia lengua griega de los bronces. Y yo miro al don Miguel de metálico verde y Serrano, y me parece verle complacido, pues al fin, su Salamanca, la del alto soto de torres, le dice emocionada que sí: qué el ha sido, que es, y que será en nosotros.
Ángel de Arriba Sánchez