Gestado en Madrid por la poeta palentina Julia Gallo Sanz, el columnista de SALAMANCArtv AL DÍA comparte páginas con otros catorce autores españoles
Termina diciembre y acaba de publicarse, por Ediciones Cardeñoso, el cuaderno poético titulado 'Poesía en Diciembre', donde se reproducen dos poemas inéditos de Alfredo Pérez Alencart, profesor de la Universidad de Salamanca y coordinador de los reconocidos Encuentro de Poetas Iberoamericanos que desde hace 18 años se vienen celebrando bajo la organización de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes. Alencart es autor de más de 15 poemarios y antologías, y su posía ha sido traducida parcialmente a 25 idiomas.
En esta oportunidad comparte publicación con Rafael Soler (Valencia), Miguel de Santiago Rodríguez (Palencia), Julia Sáez Angulo (La Rioja), Jorge de Arco (Madrid), Miguel Losada (Vigo), Ana Garrido (Madrid), Fernando Fiestas (Melilla) Elena Peralta (Zaragoza), Andrés Blanco (Mérida), Ricardo Fernández (Barcelona), Javier Bueno (Madrid), Juan Calderón (Badajoz), Hortensia Higuero (Madrid), Juan Castillo (Madrid) y Julia Gallo Sanz (Palencia). Precisamente esta última poeta ha sido la encargada de coordinar el libro recientemente presentado en Madrid, dentro de las actividades de Cultural Telefónica de Madrid, presidida por Maribel Marrodán. 'Poesía en Diciembre' también contiene tres pinturas, obras de María Martínez, Blanca Rodríguez y Carlos Enrique Gozalo, premiados del III Certamen Internacional de Ilustración "Grupo Tintaviva" 2015. Alencart aporta al citado libro dos poemas inéditos. Aquí publicamos uno de ellos, para el aprecio de nuestros lectores.
ANCLADERO
¡Qué tea más alta la del relámpago
mientras merodeaba por páramos
buscando vocablos o pulsaciones
de un hábitat presto al vagido!
¡Heme aquí, en el albergue formal
de mi esqueleto más verdadero,
viviendo el mundo cuatro veces
más deprisa, y sin contar los pájaros!
¡Aquí todavía, sudando a chorros
invierno tras invierno vital,
injertando perfumes, contrapunto
a lo podrido del rito inmóvil!
¡Véanme sin ejercitar revanchas!
¡Doy al hijo de mi sobrevivencia;
lo entrego a la caricia vieja
de la piedra que lamo en silencio!
¡Ahora ya no sufre mi corazón!
¡Ahora mi ritmo es llave de fe!
¡Ahora sé perdonar el desamor
porque aquí supe anclar mi alma!