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Las esquelas
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Las esquelas

Actualizado 29/12/2015
Fernando Robustillo

De acuerdo, ya sé que muchos pensarán que somos unos aguafiestas, pero si siguen leyendo verán que las esquelas, como decía Camilo José Cela, también tienen su parte divertida. Así que comencemos por ahí, por lo que tienen de aperitivo, y para ello nada

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La moda de las esquelas no es algo que venga de la época de las catacumbas o de la más reciente Edad de Oro, sino bastante posterior, pues la vida de las esquelas, ¡que paradoja!, la "vida" de la muerte, o su publicidad, nos llega de las postrimerías del siglo decimonónico y principios del XX. Una costumbre no exenta de gran polémica por los intereses económicos de cargarse con el muerto, una connotación de signo negativo que no se explica fácilmente, pues cargarse con el muerto, en casos como éste, era atraer suculentas ganancias al periódico que se hiciere con la publicación de las mismas.

En medio de esta polémica se hallaban los obispos españoles, a los que se acusaba de predicar su doctrina refiriéndose a la "buena prensa" o a la "mala prensa" y de exhortar con vehemencia contra la prensa "impía", hoy aconfesional, con gran satisfacción para los periódicos afines a los predicamentos clericales, a quienes se les abría la puerta para monopolizar el mercado de las esquelas. Y estando los obispos de por medio, los muertos decían aquello del jamón: "yo con esto no me la juego", ya que no era lo mismo que te reservaran un nicho en el ABC que en El País de entonces.

A partir de ahí ya podemos imaginar que no todos los muertos eran iguales, y si uno era de postín desmerecía mucho que el tamaño de la esquela fuera diminuto o que fuera colocada entre la "turrela", pues lo lógico es que se enterara todo el mundo. Así el tamaño y lugar mejor para su inserción era media página y en la primera del periódico. En esto quizá "La Vanguardia", un periódico de sábana, llegó a tener el récord de esquelas en portada.

Por nuestra aportación personal a la confección de un periódico durante casi treinta años, con una media de dos esquelas diarias, esto tirando a la baja, nos sale un ciprés de casi 21.000 esquelas, pero como este artículo lo realizamos pensando más en las esquelas en general que en las anécdotas que se pudieran contar a nivel particular, nos basaremos en lo que haya sido publicado alguna vez aunque algunos ya no lo recuerden.

Así, famosos que estando vivos llegaron a ver publicadas sus esquelas en los periódicos fueron muchos, pero por el gracejo de los interesados podemos recordar el caso de Ramón Gómez de la Serna, a quien le publicaron la esquela de su fallecimiento y se pasó el día contestando las llamadas de pésame a la vez que daba las gracias por su muerte, o el caso de Charles Chaplin, que le quisieron apagar la radio cuando escuchaba su obituario, emitido por error, y él no permitió que se la apagaran, con lo que en vida ya supo lo que le tenían preparado para su deceso. Y a Charles esto no le hizo mucha gracia y hasta terminó llorando al comprobar a qué poco lo habían reducido.

Un caso más cercano, que enlaza con la delincuencia de gran caché, fue la publicación de la esquela de Francisco Paessa, con la que quiso quitarse de en medio anunciando su presunta muerte lejos de nuestro país. En ella se invitaba a una misa a sus conocidos, amigos y familiares, entre los que al parecer estuvieron presentes sus hermanas. Una pantomima que fue descubierta con posterioridad, pero don Francisco aún anda por ahí con el disfrute de una enorme fortuna que al parecer "se la trincó" hasta al mismísimo Luis Roldán. ¡Ya tiene mérito!

Y para finalizar, decir que las esquelas pueden esperar. Por tanto, tomemos precauciones en estos días de celebraciones en las que las burbujitas de Freixenet nos pueden dejar "en babia". Y si todos sabemos que no se debe conducir bajo los efectos del alcohol, también somos conscientes de que la bebida nos hace olvidar y a veces hasta olvidamos que hemos bebido.

¡Feliz Año 2016!

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