La escasez de agua obliga a comprar piensos para suplir la ausencia de hierba en el campo, lo que encarece la producción de un sector que tiene en la provincia de Salamanca a un tercio de los profesionales de la región
En zonas eminentemente ganaderas, como es la provincia de Salamanca, donde se concentran 5.800 de los 14.900 ganaderos que hay en toda la comunidad; cuando el agua cae a tiempo, se escucha decir a la gente que «llueven billetes». Este año, la prolongada sequía ha producido el efecto contrario y son esos ganaderos los que están teniendo que comprar piensos para suplir la ausencia de hierba en el campo ya que como apenas ha llovido, la denominada 'otoñada', no se ha dejado sentir.
El presidente de Asaja en Salamanca, Luis Ángel Cabezas, suma los costes y asegura que, «aunque es muy difícil hacer las cuentas generales porque cada explotación tiene su sistema, perfectamente el ganadero tiene que poner cada día un euro más por animal para suplir esa alimentación que debería estar dando el campo».
La cifra sale de hacer la cuenta de la vieja y si la paja está a ocho céntimos el kilogramo y cada animal necesita unos ocho kilogramos diarios, esto ya supone 0,40 euros. A esta cantidad habría que sumar otros dos kilogramos de pienso que se traducen en 0,50 céntimos más, y por supuesto, estaría la mano de obra por lo que el euro, «sale sin problema». Tampoco se puede olvidar que en la provincia de Salamanca hay charcas que ya se han quedado vacías, como la que aparece en la imagen, por lo que los ganaderos tienen que llevar el agua hasta allí con cubas con el consiguiente gasto en sacar el agua, transportarla y la pérdida de tiempo añadida.
Con estas cifras sobre la mesa, Luis Ángel Cabezas es de los que piensa que «vamos al límite de la rentabilidad» y por otra parte, añade que «más grave que el momento de sequía actual y que no haya pastos, es que no haya primavera, pues hace falta mucha agua».
El coordinador de la Alianza UPA-COAG, Aurelio Pérez, también habla de «un euro por vaca y día» y cifra en unos cinco meses, septiembre, octubre, noviembre, y luego febrero y marzo, como el período en el que hay que suplir la alimentación si no hay pastos.
Pero la falta de agua supone, de igual modo, «más dedicación, estar más pendientes y más horas», subraya Pérez, al tiempo que añade que «esta situación provoca mayor lentitud tanto en los forrajes de diente como en los de siega». Pero, evidentemente, la agricultura también se resiente, eso sí, de manera muy desigual en una comunidad como es la castellano y leonesa.
«De manera general, es un año seco, en el que las lluvias no han sido generalizadas y en el que la situación depende mucho de las zonas», sostiene el coordinador de la Alianza. Argumenta que en el caso del cereal, «si ha tendido a germinar, hay un momento en el que si hay sequía, la germinación se corta y la semilla se pierde».
Dentro de esa situación de desigualdad de unas provincias a otras e incluso, dentro de una misma provincia, «como la nascencia no está en todos sitios por igual, habrá zonas que se pueda salvar y otras que no».
Como norma general, los agricultores también saben que cuando se da un invierno cálido, la raíz de la planta crece de una manera muy superficial y «en primavera, a poco que falte el agua y con la raíz tan superficial, enseguida se nota que el cereal se seca antes, no grana bien y el peso específico es menor», matiza el representante de la Alianza. Como ejemplo sobre este particular vale el del trigo cuya raíz, en ocasiones, alcanza un metro de profundidad.
Aurelio Pérez recuerda que en la parte sur de la comunidad ha habido problemas con el 'gusano de alambre', que «corta la raíz», y que ha actuado en colzas y cereales y que «ha hecho un daño muy grande, con muchas plantas perdidas».
Comparación con otras provincias
Como contraste, el de la zona de Burgos donde el coordinador de UCCL, Jesús Manuel González Palacín, comenta que «aquí no se puede hablar de sequía» aunque es verdad que ha llovido bastante menos que otros años y que «ahora mismo, 20 o 30 litros vendrían muy bien». A pesar de esa puntualización, que se puede hacer extensiva a lugares como León, González Palacín es consciente de que «en la zona sur sí que se puede hablar de sequía, ahí les vendría bien todo lo que cayera para el cereal». También desde la Alianza UPA-COAG, Ventura González, hace apreciaciones sobre la última semana en la que «la escasez de lluvias sigue siendo generalizada y en la zona sur, de manera general, han caído de media entre cinco y seis litros». Hace referencia, de manera expresa, a la zona comprendida entre la provincia de Salamanca hacia Ávila, el sur de Valladolid y Segovia o la parte de la Guareña de Zamora.
¿Qué suponen esos litros? Más bien poco. «A las plantas ya nacidas las da un poco de tiempo en el camino y para lo que está sin nacer no sirve de nada porque normalmente son terrenos fuertes».
En el caso de los pastos, este agua «mantiene» y si se mira hacia los embalses, «no ha supuesto nada».
González informa, además que «desde hace 25 días se está regando en las provincias de Ávila y Segovia para que nazca lo que se ha sembrado y para mantener lo que ya ha nacido».
Pero la situación se puede complicar mucho más si se atiende a embalses como Las Cogotas, en Ávila, donde los agricultores desconfían del agua con el que van a poder contar. «La gente está preocupada porque tienen parcelas alquiladas con rentas muy altas y están viendo que no van a poder regar».
Dudas para sembrar
Por otra parte, ahora es el momento de pedir la semilla para sembrar patatas, puerros o cebollas y «como no sabes cuánto vas a poder regar, no sabes cuántas semillas pedir», adelanta González.
Su reflexión es que «la situación es muy grave y en zonas que dependen de Las Cogotas, ahora mismo no te dan agua para regar cereales o colzas que nacieron muy mal».
Como chascarrillo y teniendo tan reciente ese sorteo de la lotería de Navidad celebrado el pasado martes, Ventura González concluye que «los agricultores y ganaderos están más pendientes de la lluvia caída del cielo que de del gordo de la lotería, hablan más de que no llueve, de que si ha tocado». El tópico de toda la vida sigue muy vigente en este fin de 2015, la gente del campo, da igual agricultores que ganaderos, siguen mirando al cielo y en esta ocasión para comprobar si las nubes amenazan agua o si habrá que seguir esperando, no se sabe hasta cuándo.
Fuente El Norte de Castilla