La caravana electoral (aunque oficialmente haya comenzado hace pocas horas) lleva varios meses recorriendo todos los rincones del país a través de los medios de difusión (visuales, sonoros escritos y digitales) y de las redes sociales, que han modernizado las comunicaciones. Las noticias navegan y se conocen en tiempo real en los cinco continentes. La política no es ajena a estos menesteres, tiene que renovarse o morir y en su vehículo transmisor de ideas debe adaptarse a los nuevos tiempos.
Así pues, los partidos políticos, que expresan el pluralismo y que son instrumentos fundamentales para la participación política, tienen la obligación de comunicarse con los ciudadanos a través de todos los mecanismos posibles. La nueva política exige la utilización de los medios tecnológicos y virtuales y de las redes sociales.
Pero sigue habiendo representantes de los ciudadanos que, imbuidos de soberbia y de prepotencia, no van a esos foros porque desprecian la libre discusión y la confrontación de ideas ante los ciudadanos mediante la utilización de las nuevas tecnologías. Deben pensar que eso son modernidades de políticos de segunda fila. Eso es lo que ha hecho Rajoy con el debate a 4 bandas promovido por el diario "El País" el pasado lunes 30 de noviembre, en el que los candidatos de Ciudadanos, PSOE, Podemos y la silla vacía donde tendría que haberse sentado el presidente del gobierno, ejercían la nueva política, la transparente, la cercana a los ciudadanos, la que reflexiona y debate sobre los problemas de la sociedad, las inquietudes de las personas y las propuestas de gestión de un futuro gobierno.
A la misma hora entrevistaban a Rajoy en tele 5 como a él le interesa, solo en un plató para que nadie le incomode, haciendo propuestas electorales que luego no cumplirá, porque para el pensamiento de la vieja política lo importante es conseguir el objetivo final, llegar al gobierno como sea, después ya se verá si se pueden cumplir las promesas realizadas. Y si no, a las pruebas me remito: Los impuestos han subido (algunos casos como el IVA cultural raya el esperpento), los salarios han bajado, hay más personas en el umbral de la pobreza, menos empleados que hace ahora 4 años (en noviembre de 2011 había 17.248.500 ciudadanos trabajando y actualmente son 17.223.086), aunque haya descendido el paro (porque muchos españoles han tenido que emigrar en busca de un trabajo que les remunere dignamente) y el fondo de reserva de las pensiones está bajando estrepitosamente (otros 7.750 millones de euros ha sacado el Gobierno en este mes para pagar las pensiones de diciembre). Y eso hablando de economía que es de lo que presume el gobierno, que si hablamos de la corrupción política que ha anidado en el seno de su partido, el PP, no terminaríamos nunca.
Respecto a las libertades individuales, el gobierno las ha recortado drásticamente con la aprobación de leyes tan regresivas como la de Seguridad Ciudadana o la reforma del Código Penal (si alguien pensaba que el endurecimiento de las penas iba a prevenir la delincuencia, le recuerdo que las muertes por violencia de género se han incrementado; algo tendrán que ver los recortes en las ayudas previstas en la ley integral contra la violencia de género). Y qué decir en el control y manipulación de los medios de comunicación públicos, como televisión española. El gobierno sabe que controlando la propaganda se pueden ganar más fácilmente las elecciones y seguir gobernando a su antojo, sin importarle los problemas reales de la gente. Ya lo decía Goebbels "una mentira repetida mil veces se convierte en verdad".
Con la llegada del solsticio de verano nuestra tradición nos lleva a disfrutar de las hogueras de San Juan, en las que, según los ritos milenarios, la gente echaba al fuego todas las cosas viejas y negativas y, en sentido figurado, también la oscuridad, las tinieblas y la dureza del invierno, para que el fuego purificador diera paso a lo nuevo, a la luz intensa de los días de verano y a la esperanza. Coincidiendo con la entrada del solsticio de invierno tendrán lugar las elecciones generales. Esperemos que este solsticio sólo de paso a la celebración de unas felices navidades para todos y al frío del invierno y que las cosas viejas e inservibles sólo sirvan para almacenarlas en el desván hasta la llegada de San Juan.
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