Los últimos oros y fulgores del otoño se ocultan en el bosque y buscan que el rumor de la cascada los pregone a los cuatro vientos, antes de que el invierno lo desnude y ensimisme todo. El misterio parece volverse transparente aquí y ponerse a disposición de la mirada de los caminantes, para que termine cobijándose y resonando en el alma de quien está dispuesto a mirar, de quien no renuncia a hacerse cómplice de todo lo creado.
José Luis Puerto (Texto) / Rosa Gómez (Fotografías)
Este año el otoño de la Sierra de Francia ha engalanado con esmero laderas, riberas, sendas y veredas del Camino del Agua, todo un itinerario que se vuelve viaje de gozo para nuestros sentidos.