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Las guerras
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SI TUVIERAN REMEDIO CON LA PALABRA...

Las guerras

Actualizado 06/10/2015
Fernando Robustillo

Vaya por delante que a servidor le dieron un aprobadillo en la mili y con eso se pudo licenciar. He de reconocer que aproveché bien poco las clases y aunque salí con esa "licenciatura", se me olvidó pronto la estrategia y sigo sin saber a ciencia cierta c

[Img #445993]Ahí me pierdo y, por saber, sé lo que he visto en las películas y poco más, pero no tengo claro si primero llega la Infantería, después la Artillería, luego la Aviación y al final el desembarco por mar de miles de refuerzos. No lo sé. Eso sí, siento un gran respeto por los militares en general, que es indistinto a la graduación que a cada uno le corresponda. Pero no concibo la profesión de militar si se carece de vocación, ni entiendo unas enseñanzas militares en las que las charlas de campaña no estén envueltas de solidaridad y de ética, de las que tengo buenos recuerdos aunque ya hayan pasado cuarenta años.

Y créanme que yo, soldado raso, de pensamiento siempre fui objetor de todas las guerras, aunque no del Ejército, puesto que el conocimiento sociológico del ser humano me dictaba y me dicta que no se puede concebir un país sin Defensa, al igual que no se entiende un Estado sin Justicia. Y aunque, paradójicamente, veamos que defensa y ataque van unidos, ahí está la vocación, pues servidor con el consiguiente "cumplió" que le concedieron al licenciarse ya quedó más que satisfecho: se suponía que uno había aprendido a defenderse.

Después, en la vida civil, te das cuenta que todos, da igual los que se quedaron ?aprendiendo defensa y ataque? que los que nos fuimos, en una guerra estaríamos igualmente amenazados y si nos atacan no hay más remedio que dar un paso al frente, de nada vale lo de la otra mejilla. Sobre esto, en cierta ocasión leí la noticia de que 300 ovejas habían muerto por asfixia apretadas unas sobre otras, y todo por miedo a un cuervo, ninguna llegó a darse cuenta que sólo con que un par de ellas le hubieran hecho frente estarían todas vivas. Ese par de ovejas son los profesionales que todos los países necesitan para salvaguardar el rebaño, con perdón para la gente más sensible a las comparaciones menos afortunadas.

Pero la satisfacción más noble nunca está en aplastar al enemigo, sino en defenderte y defender a los coetáneos. Sobre esto en cierta ocasión le preguntaron a Camilo José Cela si en la guerra, en nuestra guerra, había tirado apuntando y a dar, y la contestación del Nobel fue así de ilustrativa: "No. En la guerra no se apunta. La gente cree que en la guerra se tira al blanco y no es verdad. Tan no es verdad que si uno tira al blanco sobre alguien que está descuidado suele ser recriminado por sus propios compañeros. En esa guerra que yo viví estaban mucho más envenenadas las retaguardias que los frentes".

Hasta aquí, como habrán observado, sólo nos hemos referido a la guerra convencional, ahora vayamos a ese embrollo mediático que ni siquiera se sabe si lo entienden los propios contendientes. Me refiero a la guerra en Siria, en el que los soldados ya no son tan tradicionales. Por edad, los aviadores recibieron su educación primaria bajo el influjo de inocentes juegos de guerra con las videoconsolas, donde los muertos resucitan en la próxima partida. Sin embargo, ahora, están allí en juegos de verdad. Y, además, en una guerra en la que los aliados son varios y los enemigos, aunque en teoría sea uno, en la práctica también pueden ser plurales, o sea, los terroristas, los rebeldes al régimen y el propio régimen, no sé si a elegir. Así, si eres ruso y yerras en el tiro, te ves obligado a pedir perdón a 36 civiles que acabas de cargarte, pero esos civiles no los ve tu aliado americano como tales civiles, sino como rebeldes contra los que él no tiene enemistad alguna y, aunque no quiere quejarse demasiado, sí sufre un poco de acidez en el estómago. También, ya puestos, si eres americano, y al paso por Afganistán, el error te ocurre a ti y se te cae un regalo en un hospital, con pedir perdón no les vas a devolver la vida a esos "médicos sin fronteras" que has dejado fuera de juego, ni tampoco esperes que la comunidad internacional vaya a entender lo de "daños colaterales".

Las guerras son muy complejas, y ésta aún más, ya que el problema se agrava porque las batallas no se libran en los caminos, y las trincheras pueden ser hospitales, guarderías o casas particulares. Ojalá nos equivoquemos, pero si esta herida no se cierra en cuatro días y además se extiende hacia otros países, los Dioses van a tener que ubicar en su gloria a muchísimos inocentes.

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