En la primavera de 2011 (la fecha que pasará a la historia será el 15 de mayo), se constató un hecho que muchos veníamos intuyendo desde hacía tiempo: no solo "no nos representan" sino que las políticas neoliberales que se vienen aplicando en este sistema que nos han impuesto mediante el lavado de cerebro colectivo de que es el único posible, están llevando al 2% que posee el 98 % de la riqueza mundial a que sea cada vez más rico, mientras el 98% de la población se acerca paulatina e inexorablemente a la pobreza severa, y todo ello a base de esquilmar los recursos limitados del único planeta habitable que conocemos.
Otra frase de aquella primavera que pasará a la historia es la de "no es una crisis, es una estafa": todos sabíamos que había corrupción, pero nunca imaginamos que llegaría hasta las ingentes cantidades de dinero en paraísos fiscales con que nos bombardean día sí, día también, en los telediarios. Y lo peor es que somos conscientes de que todo lo que está saliendo a la luz no es sino la punta de un iceberg del que ya procuramos no hablar, por el vértigo que produce.
El hecho de que gente que vive a tu lado, con la que te cruzas todos los días, esté estrujando las maltrechas cuentas de sus allegados para intentar malvivir, mientras la tele nos muestra las imágenes del despilfarro bochornoso de dirigentes de todo tipo de organizaciones e instituciones con la frase de "está tó pagao"; gente que tiene que pasar el crudo invierno no ya sin calefacción, sino sin luz, mientras nuestros políticos más reputados se preparan su puerta giratoria a las eléctricas con sueldazos astronómicos no solo permitiendo subidas constantes en las facturas, sino justificando lo injustificable, ? hizo que a partir de aquella primavera empezaran a cristalizar movimientos, organizaciones de todo tipo, para parar la deshumanización y la falta de empatía con el resto de habitantes del planeta en función del capitalismo salvaje que nos invade y que hace peligrar la Declaración de Derechos Humanos y, por supuesto, los Objetivos del Milenio.
Cuando, después de 4 años justos de aquello, el 24 de mayo de 2015, toda esa gente que había empezado a organizarse, consiguió llegar a las Instituciones, muchos sentimos el desborde de las mareas provenientes de los cuatro puntos cardinales del planeta, porque, españoles confluyentes, por desgracia, los hay en los cinco continentes debido al exilio al que les ha obligado esta crisis-estafa.
Antes de que nos diéramos cuenta, esa marea había empezado a fluir por las redes sociales, porque para bien o para mal, estamos en el siglo XXI y las tecnologías están de nuestro lado.
Ha empezado la cuenta atrás para las próximas elecciones y la confluencia total aún no está conseguida, pero, ocurra lo que ocurra de aquí al 20 de diciembre, una cosa sí está clara: las mareas están creciendo, el desborde es imparable. Si la confluencia no lograra su objetivo y no se ganaran las elecciones, no sería una derrota definitiva, sino solamente, un aplazamiento de la victoria.
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