"Los Castro no han sido capaces siquiera de comprometerse a respetar, con mayúsculas, los derechos humanos y las libertades fundamentales de nuestro pueblo, así como tampoco están dispuestos a admitir, por lo menos hasta ahora, la libre entrada y salida d
La reciente apertura de embajadas en Cuba y Estados Unidos, después de 54 años sin relaciones diplomáticas ni comerciales entre ambos países, es un hecho de una gran connotación histórica, y pudiera hacer pensar a muchas personas que es un paso previo importante para lograr que los cubanos de la isla alcancen una mejor calidad de vida, así como las libertades fundamentales que tanto ansiamos.
La dictadura castro comunista, en estos largos y tenebrosos 56 años en el poder, no ha hecho el más mínimo gesto democrático para facilitar que ambos países se entiendan, e incluso ahora, es el presidente Barack Obama quien más ha insistido en el acercamiento de posturas y en la eliminación de factores irritantes, como es haber borrado a Cuba de la lista de países que colaboraban con el terrorismo internacional, cuando todos sabemos que Fidel Castro siempre ha auspiciado que muchos terroristas árabes, españoles y latinoamericanos se entrenen y se escondan en Cuba.
Pero esto no ha sido suficiente para los hermanos Castro, ya que están poniendo también como condición al gobierno norteamericano que desmantelen la Base Naval de Guantánamo del territorio cubano, y que suspendan definitivamente el llamado "embargo económico" contra la isla, vieja patraña de estos dictadores para intentar justificar los múltiples y enormes fracasos de su gobierno.
Sin embargo, no han sido capaces siquiera de comprometerse a respetar, con mayúsculas, los derechos humanos y las libertades fundamentales de nuestro pueblo, así como tampoco están dispuestos a admitir, por lo menos hasta ahora, la libre entrada y salida de los más de tres millones de exiliados cubanos, convertidos en una dolorosa diáspora que hace sangrar cada día más a las familias cubanas. Otra prohibición discriminatoria y humillante consiste en que ningún cubano, ni de dentro ni de fuera, puede invertir su dinero en la economía de Cuba, mientras que cualquier extranjero sí lo puede hacer, siempre y cuando cuente con el beneplácito del gobierno castrista.
Dicen también por ahí que una muestra de aperturismo reciente en Cuba es la autorización para que los cubanos de la isla puedan comprar un teléfono móvil, una vivienda o un coche, o que puedan abrir un chiringuito con que palear la triste miseria y el hambre que sufren los cubanos, todo ello considerado ilegal hasta hace poco tiempo. O sea, que lo que existía en Cuba como violaciones de unos derechos elementales, ¿pretenden convertirlas ahora en aperturas económicas?
Dejo que nuestros lectores hagan sus razonamientos y respondan a nuestras preguntas.
Wilfredo Casañas
Médico cubano, residente en Salamanca