ALBA DE TORMES | La nocturnidad del encierro nocturno y su capea popular sigue congregando cada año un gran número de vecinos y visitantes
Los bueyes de Miguel Zaballos se resistieron a participar en el desencierro y nada más salir de corrales se afianzaron en el albero de la Plaza de Toros de Alba de Tormes. Casi media hora les costó a los pastores que los mansos abandonasen por la puerta grande la plaza de toros para comenzar con el desencierro. Una vez que lo hicieron llegaron con rapidez a los corrales de inicio del encierro.
El encierro también se prolongó ya que las reses se volvieron nada más llegar a las puertas de la plaza de toros, eso que gusta tanto también a algunos corredores y que a veces duele tanto a los que esperan en la plaza. Una vez atravesaron las puertas se celebró una capea con reses de Juan Luis Fraile.