La fiesta de la misericordia

La palabra "misericordia" no suele tener buena prensa ni buena acogida en el lenguaje corriente de la calle. Sin embargo, en la perspectiva cristiana, o simplemente religiosa, el término es de una riqueza incalculable, y tendremos que oírlo con frecuencia a lo largo del próximo año, ya que el Papa Francisco ha convocado a los creyentes y las gentes de buena voluntad a un jubileo extraordinario, el "Año de la misericordia", que comprenderá desde el día 8 de diciembre de 2015, fiesta de la Inmaculada, hasta el 20 de noviembre de 2016, fiesta de Cristo Rey y fin del Año Litúrgico.

Para su convocatoria, el Papa ha emitido una bula que titula en latín "Misericordiae vultus", "El rostro de la misericordia". En él se explaya el pontífice explicando lo que el término misericordia significa desde la perspectiva cristiana y, en consecuencia, de lo que pretende el convocado Jubileo Extraordinario o Año de la Misericordia.

La semana pasada, representantes de la Adoración Nocturna Femenina de toda España han soportado, lo más estoicamente posible, los calores sevillanos que giraban en torno a los 40 grados. Les acompañábamos el consiliario nacional de la asociación y cinco sacerdotes más, consiliarios de diversas diócesis de España, entre los cuales tuve la suerte de encontrarme.

Y digo tuve la suerte, no precisamente por los calores, que no nos impidieron hacer una sacrificada visita-peregrinación a la Virgen Macarena y a la del Rocío, pero sobre todo participamos en las seis comunicaciones magistrales que sobre dicha bula y el tema de la misericordia nos dirigió el señor obispo auxiliar de Barcelona, don Sebastián Taltavull.

El Papa desea, "a cuantos lean esta carta" de convocatoria del Jubileo Extraordinario, "gracia, misericordia y paz". Y enseguida comienza diciendo lo que es el resumen o la tesis de su relato: "Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre", que da título a la carta. Y sigue diciendo que "El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra". De hecho, el evangelio no nos presenta a un Dios vengador, como lo hemos imaginado tantas veces, ni a un Dios guardia de la porra. El Dios cristiano es un Dios de amor y de misericordia. Es un Dios, Padre-Madre, que tiene entrañas amorosas de misericordia. Es curioso que en esto coincidimos con el Dios del islam que, como Moisés en el Antiguo Testamento, común a judíos y cristianos, proclama a Dios como «Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira, y pródigo en amor y fidelidad» (Éxodo 34,6).

Y así lo revela Dios en la Alianza Nueva y definitiva, es decir el Nuevo Testamento, enviando a su Hijo al mundo como testimonio de amor pleno y definitivo: "Jesús de Nazaret, con su palabra, con sus gestos y con toda su persona revela la misericordia de Dios". No es mera teoría o doctrina lo que enseña Jesús en su evangelio, su palabra va acompañada de gestos de comprensión, de amor y misericordia, y todo Él aparece como una persona infinitamente comprensiva y misericordiosa.

En el año de la misericordia, Francisco, que a su vez se muestra, como Jesús, comprensivo y misericordioso con los más humildes, débiles y olvidados, quiere que todos nosotros profundicemos en el Dios del amor y del perdón y que, como hijos suyos, y en respuesta a ese amor, nos mostremos amorosos con Él y perdonemos, amemos y seamos comprensivos con todos los hombres, y especialmente con los que más lo necesitan.

Y quiere que seamos misericordiosos cada uno de nosotros, y también los grupos religiosos o de cualquier ideología, pero especialmente los cristianos, y también las iglesias debemos ser gente e iglesias acogedoras, abiertas, inclinadas al perdón y a la compasión, de modo que todos puedan encontrarse a gusto en nuestras asambleas religiosas y sientan la casa de Dios como su propia casa. Es un nuevo estilo y una nueva práctica, que convence más a cualquiera que ningún tipo de teoría, y por eso quiere el Papa que lo practiquemos como el mejor modo de evangelizar, es decir, de hacer aceptable el Evangelio de Jesucristo.

Por eso, con toda propiedad podemos decir que el año de la misericordia debe ser verdaderamente, y ojalá así lo sea, el año y la fiesta de la misericordia.