"Dios aprieta pero no ahoga". De este refrán, tan usado ante la resignación, ante la esperanza permanente de que las malas rachas terminarán cambiando para mejor en algún momento, ante el dejar que pase el tiempo sin revelarse, sin revelarnos, sin protestar, sin manifestar la más mínima señal de rechazo y rebeldía ante lo injusto, porque??"no hay mal que dure cien años".
Yo prefiero aplicar mi versión personal de que "Dios aprieta y no se cansa?..", porque así debemos provocar el rechazo y la sublevación ante los cada vez más inasumibles consejos, que en este caso, nuevamente vuelve a ofrecernos el Fondo Monetario Internacional, el dichoso, despreciable y aberrante Dios de la economía europea, que nuevamente en su pasear devastador por los países que oprime, condiciona, extorsiona y esclaviza, vuelve a presentarse ante nosotros con la intención de dejar la semilla intoxicada de que quiere más esfuerzos, más recortes, más impuestos, más privilegios, más precariedad en el empleo y más facilidad, si cabe, en los despidos. Ahondando nuevamente, como ya lleva varios años de crisis, dando más para los que más siguen teniendo y más miseria y temor para los que seguimos sufriendo.
Y se presenta en esta visita de descortesía, en su formato más capitalista y liberal asustando y amenazando, sobre donde podrá quedar nuestro país de cara al resto de Europa, si las reformas inútiles que se han llevado a cabo comienzan a ser corregidas o revertidas en algún momento o comienza a calar el discurso necesario de que hay que derogarlas en un futuro inmediato.
Por un lado alaba el crecimiento de la economía de nuestro país y presagia crecimiento económico con unas previsiones más optimistas que las que hace nuestro gobierno y por otro quiere que se apriete más la soga que oprime, el lazo que nos ahoga, la cadena que nos apresa en la pobreza, la miseria, la precariedad y la pérdida del servicio público.
Y pide abaratar despidos, ¿hasta cuanto? Quiere aumentar el IVA, ¿hasta cuándo? Quiere el copago sanitario y educativo, ¿para beneficio de quien? Pretende el contrato único, indefinido sin indemnización en el despido, ¿para quienes? Más flexibilidad laboral, reducción de salarios vinculados a la productividad y a la competitividad, más pérdida de derechos y más facilidad en el despido.
El fondo Monetario Internacional, el Dios que aprieta y no se cansa, la institución más insaciable, el capitalismo especulador más denigrante e insolidario, el consejero económico de la exterminación del débil, del desprotegido, del más vulnerable, del más ignorado.
Pide más presión, más reformas, más esfuerzos, más cambios, más vueltas de tuercas.
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