Alencart presenta el último poemario bilingüe de la poeta brasileña Alice Spíndola, quien participó en el XVII Encuentro de Poetas Iberoamericanos, celebrado en octubre pasado. El libro tiene pinturas de Miguel Elías y Fotografías de José Amador Martín
1.
David, el bíblico poeta y rey, ya arrepentido de su abyecto proceder, testimonia la plena entrega al Señor en un hermoso Salmo, reconociendo que nada teme porque tiene Su amparo. Entre otros versos del mismo, quisiera destacar el que dice así: "Junto a aguas de reposo me pastoreará".
Menciono el sosiego de esas aguas porque si de la poesía de Alice Spíndola se trata, los ríos tienen primacía y conforman las venas centrales de su obra lírica, ríos que pueden llamarse Araguaia, Loira, Tormes o cualquier otro que baña su corazón y le motiva a escribir sentidos versos donde ella se entraña con las aguas y sus misterios, pero también con los parajes por donde discurren esas corrientes que llegan a los mares del mundo. Por ello anota sus afectos, sus vínculos que trascienden continentes, como cuando trata al río que atraviesa Salamanca, camino al Douro lusitano y al frío Atlántico:
Y tú, Tormes, tú susurras,
al puntear los finos hilos
de tu cuerpo líquido.
A los ríos habla, como otros hablan a sus mascotas o animales; como otros hablan o ponen música a sus plantas: los ríos en la vida de Alice; Alice predicando la vida que donan los ríos. Las aguas de los ríos cual remanso y multiplicada plenitud, también estremecimiento y espacio propicio para sus ojos encendidos ante todas las vislumbres. Alice, los ríos, la vida?
2.
En "Bajo el zumo del tiempo" Alice Spíndola entrega porciones de su querencia a los ríos, pero las completa con otra de sus grandes pasiones, cual si fuera sacerdotisa de Chronos, el dios de todas las edades. Se trata del Tiempo, pero no sólo en cuanto a lo eterno o la magnitud de su carácter físico, tal como lo entendemos (intentamos, en vano, lograr lo imposible: guardarlo para después o modificar su transcurso), sino también de ese Tiempo que tiene que ver con el Universo y la rotación de los astros.
La poeta brasileña es todo lo que mira, cierto, pero también es todo lo que siente y presiente: ella se remece en su valioso candor y expresa su postura:
Sostengo la leyenda del Tiempo
heredera de un manantial de horas
que amanecen y anochecen
en un vagar de ritmo inmutable.
Impenetrable
el misterio de los minutos.
Siempre asentada en el Asombro, Alice busca hundirse en lo secreto del Tiempo, no obstante saber que la hora no ha llegado, que el hilo de agua que lleva en el cuenco de sus manos todavía no se ha evaporado.
Así, tras el eco original deben estar las deshoras que nos enseñan a partir.
3.
Pero hay más, mucho más en su obra lírica, en su historial poético:
Detrás del espejo, el rostro,
en la música de fondo
mi propia historia.
Hay sonidos en el agua, en el tiempo, en el amor: hay sueños donde se acomodan las invocaciones y los deslumbramientos; también los deseos que se posan en la piel y que en lo diurno entran en ignición pero no terminan nunca. Hay silencios que son como brújulas: "En la gruta del anochecer/ soy la flor encendida que habita / las nervaduras del silencio". Y claro, como argamasa de toda su escritura está el amor, qué duda cabe si atendemos la propia confesión de la poeta:
De la alquimia
de mi corazón
desagua inmenso amor.
De nuevo el agua, bombeando amor desde el corazón: Son la Tablas de su Ley y así resulta imposible la asfixia ante las emponzoñadas adversidades cotidianas. Ella dice: "Soplo de la mano/ besos para ti", y ya no hay despeñamientos pues funciona la memoria del deseo y la esperanza.
4.
Y los homenajes, y las admiraciones: por el libro encontramos textos dedicados a Eugénio de Andrade, León Felipe, António Salvado, Juan Ruiz Peña, Gladys Quiroz de Carcher o Stella Leonardos; citas de Mario Quintana, Antonio Olinto, Joao Cabral de Melo Neto, Miguel de Unamuno, Afonso Felix de Souza, Juan Carlos López Pinto o este escriba. Y una dedicatoria general a Pilar Fernández Labrador, dama de la cultura salmantina. Y una manifestación y/o abrazo a los gemelos de Iberia: España y Portugal. Y la excelencia de la pintura de Miguel Elías y la fotografía de José Amador Martín ilustrando la portada y el interior de esta nueva ofrenda que Alice realiza a la Poesía, sobre la cual se pronuncia así:
Llama
hecha promesa
es todo lo que me queda.
Cuchilla afilada. Este vacío
corta la enlunada luz de mi canto.
5.
Trasvasar versos de un idioma a otro, ofrecer la versión de aquello primero, constituye una nueva creación, pues se logra bajar el puente levadizo que impedía degustar como es debido lo escrito en lengua no conocida.
Eso al menos es lo que he intentado con los poemas de Alice Spíndola, los cuales florecen sencillos como quien da los buenos días. Mientras, ella sigue escanciando sueños y manipulando sus relojes de agua, entre el mito y la certeza.
Junio y en Tejares (2015)
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