Se presentará en el XVIII Encuentro de Poetas Iberoamericanos, en octubre
El poeta y profesor de la Usal firma la traducción y el prólogo de "Rumiar", el nuevo libro del brasileño David Leite, doctor en Derecho por la Universidad de Salamanca y quien lo presentará en el XVIII Encuentro de Poetas Iberoamericanos, en octubre.
1.
Que no te confundan las apariencias, pues todo aquello que se entiende puede ser proclive de comparación más allá de lo que visionan tus ojos: el hombre y sus conductas no olvidadas, las que trascienden fronteras, aquellas que persisten en hacer distinciones no sólo entre los seres humanos sino también en cuanto a la dignidad que se les resta o suma sólo por su condición social.
De atrás viene, en la literatura, esa metamorfosis: recuérdese -entre otros- precedentes a Apuleyo de Madaura y su Asno de oro, donde un hechizo transforma a Lucio en asno, pero sin perder sus facultades intelectuales. Esta imaginativa novela cargada de humor, también contiene otras dosis de seria reflexión sobre la condición humana y su coexistencia en sociedad. Tras diversas aventuras, Isis le restituye a su forma humana, como ahora lo hace David de Medeiros Leite en su interesante nueva entrega, titulada 'Rumiar': primero habla el ganado; después el vaquero que cuida del rebaño.
2.
Dos partes de un todo que está perfectamente ordenado: bastaría con leer los textos primero y último para darnos perfecta cuenta que, desde la aparente ingenuidad, lo que quiere decir el poeta nordestino, trasciende su paisaje rural y hasta bucólico a pesar de ser tierra de sequías, pretexto indispensable para luego triturar aflicciones, madurar pensamientos o masticar ilusiones: el rumiar haciendo la digestión sirve de lanzadera para poner sobre la mesa antiguos recuerdos que se han estado macerando lentamente. Lo aclara bien pronto el propio poeta: la descripción que hace desde la óptica del buey o de la vaca es, sencillamente, una excusa para tratar temas más profundos.
¿Acaso no es auténticamente 'revolucionario' el poema "Despertar"? Si cambiarnos de personajes y lo leyéramos como si hablaran mujeres desesperadas por no poder alimentar a sus hijos, a pesar de sembrar o producir ingentes alimentos, de cierto que tendríamos otra percepción del, en apariencia, elemental poema, que dice así:
Hinchadas,
nuestras ubres
despiertan
alimentando al mundo.
La avidez
con que las chupan
ponen en riesgo
el desayuno
de nuestras crías
que, pacientes, esperan.
3.
Pero estas fábulas líricas (recuérdese que Sócrates pasó sus últimos días poniendo en verso las fábulas de Esopo) no tienen, en principio, una lección moralizante. Dice Leite-Buey: "Suelto el balido/ sin saber qué destino tendrá/ sin aquilatar su eco/ sin querer enlazar a nadie".
No hay esa intención, en principio, pero quien lee y entiende, sabe que la solución está en despertar, en bajar los pensamientos de la nube, en no permitir que se apague el rescoldo solidario.
¡Que nadie explique el hambre al hambriento
pero sí que le abra el camino de la dignidad!
Una dignidad que muchas veces sigue siendo casi una utopía por las separaciones que imperan entre los escalafones sociales. Como en el poema "Destinos", donde el buey-Leite aprecia y cavila:
En la pradera,
entre escaramuzas y carreras,
saltan y conviven
? en (casi) confraternidad ?
los hijos del vaquero y nuestras crías.
Los miro exultante,
y ciertamente inquieto:
¿El porvenir,
para ambos,
será apacible?
Y así podríamos seguir, comentando sobre "A hierro y fuego", por ejemplo...
4.
En la segunda sección se invierten los papeles. El personaje central es el vaquero rumiando sus tareas cotidianas, lugares entrañables atesorados en su memoria y también ciertas supersticiones (apariciones, quiero decir) de su región. Pero el meollo radica en el dardo que acierta en el centro de la diana, cuando se sincera: "Para confidencias/ elegí a la vaca Estrella./ Con ella, mi desahogo diario/ de regocijos y sinsabores.// ¡Y cómo me comprende!".
A veces en medio de la multitud estamos solos. A veces preferimos hablar a una vaca, una pantalla o a una pared, porque la incomunicación es creciente en este mundo intercomunicado.
A veces, viendo algún ejemplo de libertad, anhelamos ocupar el lugar del otro, como le sucede al vaquero:
Envidia
Por no obedecer
mandatos,
por no soportar
vallas,
por no permitir
lazos,
al intrépido novillo
lo llaman
"indomable".
Indomable
en el mundo
sueño ser yo.
5.
Bien sea en Mesopotamia, hace cinco mil años, o ahora, en la brasileña ciudad de Mossoró, unas fábulas líricas preñadas de verdad despiertan nuestro interés, porque como hombre nada humano debe sernos ajeno, siguiendo el consejo de Terencio.
Que no te confundan las apariencias.
Y menos este libro de David de Medeiros Leite, sencillos poemas de impactante fuerza.
Julio y en Tejares (2015)
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