La imagen proyectada

La imagen que uno proyecta sobre los demás seguro que ni es la deseada ni la verdadera, si es que puede llegar a denominarse así. A la gente del común nos cuesta hacer coincidir la imagen que deseamos que los demás tengan de nosotros y la que realmente tenemos, es más, cada uno tenemos una imagen de los demás tan distinta a la que tienen otros que sería dificilísimo que nos pusiéramos de acuerdo en hacer coincidir todas ellas, luego la imagen que proyectamos sería, en definitiva, como una especie de síntesis de todas las imágenes posibles.

Pero esto, que en los de abajo es complejo, en los que dicen que nos representan debiera ser cuidada hasta en los mínimos detalles. Hoy viernes, el presidente del gobierno ha proyectado una imagen de su hacer totalmente medida para que nadie le pueda echar en cara que se ha equivocado en algo. Rajoy es el hacedor supremo del bien-hacer, son los demás, desde la oposición, los que lo están estropeando todo, si el PP no gana en las próximas no se deberá a los endémicos escándalos de corrupción propios, ni tampoco a los acuerdos con la troika y el dinero, que le imponen lo que debe decir y hacer con los españoles, ni tampoco se deberá a las cada día más escandalosas diferencias sociales, ni a sus políticas de recortes que ahogan a los más débiles? no señor, si pierde, se deberá a lo malos que hemos sido con él que no hemos sabido comprender el bien que está haciendo a "su" España.

Si Rajoy no sabe o no quiere saber la imagen que tenemos de él y de su partido, es por pura actitud de meter la cabeza bajo tierra, lo pasado es pasado y ya no se puede mover, por tanto hablemos sólo del futuro, siempre promesas y siempre la mayoría incumplidas, se parece como una gota de agua a otra a la imagen que se quiere que tengamos de la ciudad de Salamanca. El actual alcalde no lo dice, pero la imagen que Salamanca proyecta en el resto del país se ha venido forjando desde hace muchas legislaturas y lo ha hecho su propio partido con otro alcalde de su misma condición, lo que hace que Don Alfonso se la tenga envainar antes de acusar a nadie.

Desde hace décadas Salamanca se ha convertido en el "vomitódromo", "meódromo" o "fiestódromo" de España entera y parte del extranjero: los portugueses en las navidades de cuando no había crisis, las congas multitudinarias de cutres programas televisivos, las insufribles fiestas de malévolas y delictivas novatadas, las inaguantables y rentables nocheviejas universitarias, las despedidas de solteros incultos y gamberros, las "ferias de día" sin un mínimo de condiciones higiénicas y un sin fin de actividades de este tipo que se han tolerado porque el sector hostelero impone su voluntad y solo mira "su caja" con el consentimiento de los munícipes habidos hasta la fecha. Les ha importado un pimiento las molestias a los vecinos y han conseguido vaciar de habitantes moradores la mismísima Plaza Mayor y casi todo el centro histórico, que se ha convertido en un parque temático para borrachos, sobre todo los fines de semana y lo peor de todo: han atraído a un turismo pacato, irrespetuoso, inculto y casi (o sin el casi) delictivo, únicamente por la pasta que dejan a los mismos de siempre, mientras el poder mira para otro lado.

No es de extrañar que todo se haya hecho pensando en estos mequetrefes-gamberros-que-dejan-dinero, hasta la mayoría las esculturas que se han inaugurado en estos años de borrachera colectiva son igual de vomitivas que la bebidas con las que se llenan los maltrechos estómagos estos "turistas". Cualquier viajero culto que llega a Salamanca puede constatar la diferencia entre las esculturas y relieves, la mayoría anónimos, realizados antaño en la maravillosa piedra de Villamayor, con la mayoría de las horribles esculturas en bronce que los últimos ediles han sacado de los bolsillos del contribuyente salmantino en los años pasados.

Las medidas que se están tomando para acabar con estos desmanes pueden ser tildadas fácilmente, y como poco, de restrictivas de la libertad de expresión ¿quién es nadie para prohibir que alguien se disfrace de lo que quiera? Los disfraces puede llegar a ser de mal gusto, pero prohibir como única opción no asegura que corten este tipo de cosas, sobre todo cuando está en juego don dinero. Perdónenme los posibles lectores pero no me creo que esto se vaya a acabar, las "tradiciones" que reportan dividendos son muy difíciles de erradicar, sencillamente porque en el fondo no se quiere hacer. Todo es una pose de futuro cortoplacista, una manera de quedar bien con un electorado que ya está harto de que se les utilice como moneda de cambio. Cuando el mal ya está hecho ¿a quién le interesa la producción artística y cultural que se hace en la provincia de Salamanca con un más que loable esfuerzo y de producción propia? Evidentemente esto a corto y medio plazo no es bueno para los mentecatos que nos gobiernan, sean provinciales o nacionales. La imagen resultante que se proyecta de la ciudad de Salamanca y del estado español es la casi la misma: la que se quiere dar, una huida hacia adelante de la mentira consumista en la que nos quieren inmersos y sin rechistar.