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¿Por qué caen las hojas en julio?
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¿Por qué caen las hojas en julio?

Actualizado 27/07/2015

[Img #367480]Regreso de mis mini vacaciones en la costa de Tarragona y me dispongo a caminar 'con la fresca'; los pasos me llevan al parque de la Alamedilla, que no lo he paseado en verano luego de la gran remodelación de que ha sido objeto. Como no por mucho madrugar amanece más temprano, sin yo quererlo, todavía somnoliento, mis pasos se paran en seco, alguna señal de alarma inconsciente se ha encendido desenchufando el piloto automático; obligado a despertar caigo en la cuenta de la causa de mi inquietud: el suelo está sembrado de hojas secas en proporción otoñal. ¿Será que los pobres árboles no aguantan el estrés de la calorina de este verano? ¿Estarán traumatizados como consecuencia de las obras de remodelación del parque? El paisaje juega ante mí una función de espejo para ayudarme a conducir la meditación:

Ahora, en verano, no toca morirse, con el calor todos los bichos viven, como reza el dicho popular, pero me han llamado las funerarias para dos entierros en el día de hoy; llego al Tanatorio para rezar con las familias y me encuentro que, en consonancia con la época veraniega, solo hay tres difuntos en sus respectivas salas. Y un cuarto en la Sala Jovellanos de la Casa de la Iglesia, muy querido, D. Gabriel Pérez, 90 años, sacerdote diocesano, ex profesor mío, ex decano de Teología, amigo, bueno, irradiador de la alegría de la fe, luchador contra el infortunio de su cadera rota inopinadamente en los Paúles al bajar de comulgar, superó el infortunio agarrándose a la alegría de vivir, a los amigos, a la costumbre del café con churros en la cafetería del Hospital de la Santísima Trinidad, que se liman más asperezas en torno a un café que en una reunión sesuda y huesuda; uncido al yugo ligero de la fe, impulsado por una esperanza serena y rebosante de caridad humilde, inteligente y respetuosa. No tocaba que D. Gabriel, bueno entre los buenos, se muriera, pero las hojas también caen en julio.

¿Por qué caen en julio con tanto adelanto? Tal vez, en lo más recóndito del árbol, la corriente de savia se haya interrumpido y las hojas han aguantado verdes, tente mientras cobro, pero han terminado por los suelos. Medito en nuestro sistema de convivencia y me pregunto si no se habrá obstruido la corriente de savia democrática en uno o varios nudos, enquistándose y pudriendo el árbol, o sea la patria. Se ha interrumpido la savia liberal y ningún partido piensa hacer efectiva la separación de poderes. ¿O si? Se ha interrumpido el manantial del humanismo cristiano y ningún partido importante quiere inspirarse en él, ni siquiera con ayuda del Papa Francisco. ¿O sí? Se ha interrumpido la savia tradicional, caballeresca, de servicio al pueblo, emulación de la bronca que Jesús echó a la madre de los Zebedeos: el que quiera ser el primero que sea el servidor de todos para el bien común y ahora todo vale para alcanzar el objetivo del poder, del poder mediático, político, económico, financiero. Y luego nos extrañamos de que las hojas se caigan en julio?

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