Las opciones de la terna fueron realmente nulas. Sólo de Mora pudo tocar pelo en el primero. Una oreja muy justita pero de gran eficacia para el toledano.
La justicia de Pamplona había hecho acartelar a una de las ganaderías destacadas del pasado año. Los toros del El Conde de la Maza, han sido propicios para el resurgir de varios toreros en plazas claves, pero esta vez han fallado abismalmente. Lástima porque tan buena y cabal familia, no merecía tal batacazo y lo peor en el escenario donde todas las miradas estaban puestas en su vuelta. Casi tres décadas sin estar en la Feria del Toro y fallan justo cuando no debían hacerlo. Una corrida aciaga por todo con la preocupación añadida de la falta de raza y casta en los pupilos de Arenales.En fin, así es esto del toro. Nunca dos y dos son cuatro. No queda otra que olvidar pronto.
Lo mismo tendrá que realizar la terna, Eugenio de Mora, Antonio Nazaré y Juan del Álamo. Sus opciones fueron realmente nulas. Sólo de Mora pudo tocar pelo en el primero. Una oreja muy justita artísticamente pero de gran eficacia para el toledano.
Salio el abreplaza corretón, barbeando las tablas, bajo, serio de estampa y bien conformado. Comportamiento típico de encaste Núñez y tras inspeccionar el burladero intentó saltar al interior del callejón. Echaba las manos por delante en el capote de Eugenio de Mora que no terminó de encontrase a gusto. Un castigo en varas justo y medido sin estridencias. Durante la lidia, el del Conde de la Maza, tenía un viaje prometedor sobre todo por el buen pitón izquierdo. El de Mora de Toledo brindó al respetable. Comenzó de rodillas en el tercio pero pronto se lo llevó a los terrenos de sol. Tras la tanda inicial con la diestra, el toro embistió con ciertas protestas pero obediente al cite. Mucha nobleza y la raza justa para transmitir. Eugenio estuvo firme e intentando corregir sus carencias. Faena larga, casi toda por el pitón derecho, con muchos pases pero con poco contenido artístico ante un deslucido en general. La entrega del diestro y la estocada le valen una oreja muy justita. Oreja que toma mayor peso al ser arrancada a base de inteligencia estudiada. Eugenio supo en todo momento ofrecer la muleta a la distancia y altura justa, sin error en cites ni tiempos. Por tanto, el sabor de los artístico puede quedar en entre dicho, pero no así, en el sobresaliente planteamiento de labor. Una labor madura y afianzada en la capacidad para resolver y crear.
El cuarto, pareció tener la vista cruzada durante sus primeros compases de la lidia. Venía con la cara colocada hacía el pitón derecho y desarrollando muchas complicaciones a todos los toreros. El serio resultó probón y reservón. Toro sin clase alguna que trascendió nulo para la franela. Lejos de despacharlo Mora, demostró oficio y sentido de la responsabilidad. Lo intentó con persistencia y se justificó de sobra.
El segundo de la tarde no permitió el lucimiento del sevillano con el capote. Un toro con cuello, serio y abierto de sienes. Le hicieron las cosas bien durante la lidia pero le dieron jabón en varas. Sangró mucho en el último tercio, posiblemente este contratiempo realzara más su falta de movilidad. Se paró en la muleta sin nada dar opción alguna al nazareno. Antonio tira de oficio ante su delicado oponente sin poder ahormar faena. Un autentico guasa que buscaba antes de iniciar la embestida. Toro a la defensiva y con los cinco sentidos puestos en el hombre. Ni el que invento el toreo era capaz de darle uno.
Con el quinto, capotazos de tanteo de Nazaré sin llegar a estirar la planta por la poca colaboración de el del Conde. El segundo de su lote, salió suelto de cada embroque capotero. El sevillano brindó a Paco Ureña. Comenzó la faena por arriba y con dos coladas muy feas. Algo que nadie esperaba incluido el propio matador. El toro estaba rondando la falta de clase y raza pero no la mala condición. Que la sacó y de que forma. Tiró hachazos al cielo en un viaje muy corto. Antonio Nazaré tampoco quiso abreviar y se puso a plantarle cara. Le buscó las vueltas poniéndose en el sitio y le robó varios con la derecha de mucho mérito. Tragó saliva y aplomó nervios ante uno nada claro. Toro que no permitía confiarse nunca porque buscaba al diestro, sin embargo Antonio vuelve a relucir raza y capacidad. Se fajó pero fue estéril su esfuerzo. Mal con los aceros. Un lote que derrumba toda ilusión.
El salmantino Juan del Álamo tampoco tuvo lucimiento capotero. El astado muy bien presentado salió suelto de cada lance. En varas cumplió en general, aunque se empleó más en el segundo puyazo. Esperó mucho en banderillas en los terrenos de sol, dentro del tercio. Su matador lo cambió de terrenos -antes lo brindó al respetable- pero en la primera tanda echó el freno totalmente. Un astado algo tardo en el embroque, pero sin mala condición, hasta ese punto de faena. El de Arenales le ganó la acción al salmantino en un cite y aprendió pronto el condeso. Nada que hacer desde ese punto de labor. Solvencia con lógicas precauciones por parte de Juan del Álamo.
Al cierraplaza, le hilvanó varios lances de cierto compás con el percal. Se gustó del Álamo en un corto recibo. Quizás lo más artístico de su labor puesto que con la muleta demostró disposición. El salmantino no se aburrió y le buscó las vueltas. Planteó una faena con recursos, inventada, con fases más ajustadas en toreo fundamental. Clásicas. Otras de más conexión con el respetable. Lo mejor su entrega y ganas, lo peor el toro sin pena ni gloria.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros Monumental de Pamplona. Octava de la Feria del Toro. Corrida de toros.
Seis Torosde Conde de la Maza, desiguales de presentación, faltos de raza y casta y mal juego.
Eugenio de Mora, (Obispo y oro); Oreja y silencio.
Antonio Nazaré, (Azul marino y oro) Silencio y silencio.
Juan del Álamo, (Rosa palo y plata) Silencio y palmas.
FOTOGALERÍA: EMILIO MÉNDEZ
TEXTO: EMILIO TRIGO