Sorprende, por inusual, el silencio y el vacío que mora en esta zona de la ciudad tras la marcha de los estudiantes (GALERÍA DE FOTOS)
Triste y sola, sola se queda Fonseca. Triste y llorosa, queda la Universidad... El bullicio de los estudiantes ha dado paso a un silencio cómodo, reposado, quizá por inusual. El vacío de las aulas con el final de curso se ha trasladado al Campus Universitario Miguel de Unamuno, solitario en estos primeros días de julio, casi ajeno al resto de la ciudad, como si el tiempo se hubiera quedado suspendido, a medio camino entre la nostalgia del pasado y la expectación del futuro. Es la otra cara del campus, la que queda en segundo plano, que no invisible, cuando están ellos, los estudiantes.
Fotos: Pablo de la Peña