La caída de la ganadería de Rollanejo

Poco podía sospechar aquel alcalde que lo fue durante largos en su pueblo de el Cubo de Don Sancho, Pedro Moro, tristemente desaparecido, junto al buen amigo y secretario Nicasio Cid. Animados con otros convecinos y por medio de una subasta, se embarcaron en la aventura de adquirir una finca de 900 hectáreas, con la inestimable ayuda crediticia del Banco de Crédito Agrícola. Es el único ayuntamiento conocido en España que explotaba una finca, que comenzó con ganado vacuno manso y porcino, que pertenecía a los vecinos del pueblo. Con el tiempo se pasó a la compra de ganado bravo, decisión aprobada ?como no podía ser de otra manera por la mayoría-, se compró una punta de cien vacas a Manuel Sánchez Arjona, y después se decidieron por la vía del encaste Domeq en la línea Aldeanueva de Raboso y así ha seguido durante muchos años, con mucho trabajo, dedicación y organización se construyó una ganadería que cosechó muchos éxitos tanto en las novilladas sin caballos, luego en las picadas y en varias corridas de toros, que se llegaron a lidiar.

He sido testigo cada año de herraderos y tentaderos cómo iba en progreso claro de selección, hasta conseguir unos sementales que daban productos, superiores, es decir la ganadería iba en vías de tener importancia, ahora estaba en la "mano" en la terminología taurina, y sus productos se vendían a buen precio, tenían calidad, con buena selección se incorporaba un animal bravo, armónico de buena presencia de no mucha cara, pero con vitalidad y movilidad. Lo cierto es que tanto Pedro como Nicasio y también un excelente mayoral contratado Juanma Beato, estaban muy ilusionados con la ganadería, tenían mucha confianza en el ganado que se producía, y también al mismo tiempo dada la orografía del terreno y la bellota de sus encinas se criaban unos cebones ibéricos de mucho fuste, y que se vendían a buen precio cada año.

La gestión municipal era trasparente y la joven ganadería se fue consolidando y los Rabosos eran lidiados por todas las plazas de la provincia, luego más se fueron asentado en otras plazas zonas de Madrid y Francia.- Si no recuerdo mal, la primera picada fue en Cantimpalo-. Al mismo tiempo se colaboraba y mucho con la escuela taurina de Salamanca y a sus tentaderos, podíamos ver toreros de todos los escalafones. Siguiendo con esa ilusión fue allá por el 2003 cuando se inaugura un nuevo recinto, una nueva plaza que serviría, para festejos taurinos de cualquier índole, un cómodo graderío, y nuevos corrales para las labores de campo y embarque. Es decir que la implicación del consistorio de El Cubo de Don Sancho en la fiesta de los toros, ha quedado demostrada desde la creación de la ganadería, la única municipal que se conoce en la historia del toreo, y el esfuerzo de tantos años dio sus frutos, ya que el juego de los animales comenzaba a conocerse, como digo a otros niveles de interés nacional. Además se puso en marcha una novedosa aula de interpretación de la naturaleza, enfocado, a su conocimiento y también para que los jóvenes estudiantes y escolares se acerquen al campo y a la ganadería brava.

Poco podía sospechar nuestro buen amigo Pedro, así como Nicasio junto a otros convecinos, y un buen nutrido grupo de aficionados y profesionales conocedores de lo que se criaba en Rollanejo que todos los desvelos, trabajos, iniciativas y sueños que se habían sucedido a través de años de incertidumbre y no pocos sobresaltos, se iban a ir por las tuberías tortuosas de la política. En unas elecciones, legítimas por supuesto, cambió el signo del consistorio de poco más de trescientos habitantes, y la ganadería, en cuanto a lo bravo se fue diluyendo, y comenzó su ocaso, su caída sin remedio, y en la misma comenzaron los despropósitos, o las ideas de otros a los que no les gusta lo bravo. Y todo aquello que servidor vio crecer, con alegría e ilusión, se fue al garete. Pedro nos dejó hace unos años, pero no son pocos quienes recuerdan aquella señorial personalidad, cuando al terminar de errar un becerro, lo veía partir para buscar el amparo del os suyos, no sé en qué términos y condiciones continua Rollanejo pero de bravo por lo que me cuentan le queda poco. Una pena? Tú? una pena.

Fermín González, comentarista de salamancartvaldia