Los agentes de la Junta no han podido confirmar que el autor haya sido un lobo, aunque por la cercanía del lugar con los últimos ataques hace sospechar que sea el mismo animal
Ayer miércoles un ganadero de Bogajo se encontraba con la dantesca imagen de ver a varias de sus ovejas inmóviles y repartidas en distintos lugares de la parcela en la que pastaban. Finalmente contabilizaba tres muertas y una quincena de heridas, de estas últimas varias no se recuperarán de las graves heridas tras sufrir un ataque de cánidos.
A diferencia de los últimos ataques, las características de las heridas no coinciden lo suficiente para que la patrulla de Medio Ambiente haya podido determinar con certeza si el ataque ha tenido al lobo como autor, por lo que mantienen el expediente abierto a la espera de que se puede confirmar esta posibilidad, según confirmó a LAS ARRIBES AL DÍA el presidente de Asaja Salamanca, Luis Ángel Cabezas.
La cercanía de los lugares en los que se han producido los últimos ataques hace sospechar que pueda ser el ejemplar de lobo ibérico al que se le atribuyen estos daños, aunque como señalaba Cabezas "los agentes de Medio Ambiente dijeron que el ataque era diferente, y que dejaban el expediente abierto".
Más de un centenar de cabezas muertas
A este último ataque de cánidos se suman los registrados el pasado día 24 en Olmedo de Camaces y el día anterior en Lumbrales, en ambos casos con el lobo como autor, según la Patrulla de Medio Ambiente. A estos se añaden una larga lista de siniestros que comenzaron a principios del mes de mayo, todos ellos en esta zona de la comarca de Vitigudino, además de los anteriores en los municipios de Ahigal de los Aceiteros, Sobradillo y Bañobárez. En cada uno de ellos se han registrados varios ataques hasta completar más de un centenar de cabezas muertas de ganado, ovejas y corderos.
También, hay que recordar que la Patrulla de Medio Ambiente abatió el pasado 19 de mayo un ejemplar de lobo ibérico en el municipio de Puerto Seguro, de la comarca de Ciudad Rodrigo y perteneciente al Parque Natural Arribes. Entonces ya los ganaderos sospechaban de que se trataba de un animal distinto del que venía protagonizando los ataques al este del río Águeda, pues además de la distancia y la orografía del terreno, varios de ellos aseguraban haber mantenido contacto visual con al menos dos ejemplares.
Los hechos de los últimos días confirman sus palabras, y siguen a la espera de que la Consejería de Medio Ambiente ponga fin a una situación que está conduciendo a muchos ganaderos a un estado de alerta permanente, desencadenando una crispación que puede tener consecuencias si no se resuelve el problema.