El joven Daniel San Pedro, con fuertes vínculos con Miróbriga y su comarca, ha estado durante tres semanas echando una mano en Nepal
En la jornada del jueves estuvo en Ciudad Rodrigo Daniel San Pedro Herrera, un joven de 24 años de edad que ha estado durante tres semanas echando una mano en Nepal, tras los dos fortísimos terremotos sufridos por este país, el primero de los cuales tuvo lugar apenas 4 horas después de su llegada al país.
Daniel San Pedro nació y vive en Mallorca, pero tiene importantes vínculos con Ciudad Rodrigo y su comarca. Concretamente, su abuelo tuvo una peluquería en Miróbriga, mientras que su abuela es de Mogarraz. Su padre también nació en Ciudad Rodrigo, donde todavía reside parte de su familia, con la que aparece en la imagen superior (Eugenio Bernal es primo suyo).
Por su parte, estudió Filología Inglesa en la cercana Universidad de Salamanca y le gusta venir al Carnaval del Toro. De hecho, decidió visitar tanto Salamanca como Ciudad Rodrigo antes de regresar a Mallorca después de un largo viaje por el continente asiático.
El protagonista de esta historia decidió emprender un viaje en solitario hasta la India a principios del mes de marzo, donde empezó a descubrir la sencillez del pueblo asiático. Tras casi dos meses en ese país, viajó hasta Nepal, con la intención de asistir a un festival de música. El destino quiso que sólo 4 horas después de llegar a la capital, Katmandú, el 25 de abril, se produjera el primer gran terremoto, de 7,9 grados en la escala Ritcher.
Aquel primer seísmo le pilló en plena calle, y provocó una curiosa reacción en Daniel San Pedro. Considerando el lugar donde estaba, entendió como "algo normal" que se produjera un terremoto, sin ser consciente de la verdadera magnitud de lo que se estaba produciendo.
Tras poder hablar con su familia poco después del terremoto para tranquilizarles ?en los días posteriores fue más complicado-, Daniel San Pedro, junto con otras personas que había ido conociendo, decidieron preguntar al ejército nepalí si podían ayudar en algo. El ejército les vino a decir que la situación ya era lo suficientemente caótica para que encima hubiera extranjeros sin conocimientos del país intentando ayudar.
Decide quedarse
En ese momento, Daniel San Pedro, junto con más personas, decidieron ir a la zona donde iba a celebrarse el festival (a unos 30 kilómetros de la capital, Katmandú), que como es lógico fue cancelado. Tras los dos primeros días allí a la espera de que se aclarase de algún modo el panorama (la situación era muy caótica), llegó a la zona de acampada una representante de Australia para llevarse con ella a los australianos que había, y para anunciar al resto de las personas que allí había que los países europeos ?principal lugar de procedencia de los allí acampados- estaban fletando aviones para evacuar a sus compatriotas.
Según explica Daniel San Pedro, "el 80%" de los que estaban, se marcharon, pero otros decidieron permanecer. En las horas siguientes, tuvo conocimiento ?a partir de otra persona que estaba allí acampada- del trabajo de ayuda que estaba empezando a desarrollar un grupo llamado 'The Yellow House' (promovido por varios nepalís y belgas), y decidió moverse de la zona de acampada del grupo hasta el lugar donde estaba funcionando este grupo.
'The Yellow House' se marcó como objetivo desde el primer momento ayudar en todo lo que fuera posible, huyendo de las burocracias que tienen siempre las ONG's. En sus primeros días participando en esta iniciativa, Daniel San Pedro realizó labores de organización y coordinación de grupos, que se iban dirigiendo a distintos puntos del país a llevar suministros y a colaborar en lo que fuera posible.
En apenas 3 días, se reunieron, por el boca a boca, hasta 300 personas para ayudar. Uno de los días que ya se habían puesto en marcha todos los grupos hacia diferentes destinos, llegaron más personas con la voluntad de colaborar, y el propio Daniel San Pedro se fue con ellos a otro lugar, donde todavía no se había podido llegar, donde habían quedado derruidas las 40 casas que había. En otro de los tramos de su estancia, estuvo durante tres días en la zona del epicentro del terremoto. En esas misiones entregaban provisiones, "y nos alababan como dioses".
A la hora de desarrollar esta labor, fueron entrando en contacto con otros grupos que habían puesto en marcha iniciativas de ayuda espontáneas de carácter similar (en una de ellas se encontró, sin saberlo en el primer momento, con una amiga de su hermano). El trabajo de 'The Yellow House' llegó a oídas incluso de Naciones Unidas, que se puso en contacto con ellos (unos diez días después de comenzar a trabajar) para decirles que en el aeropuerto de Katmandú había unos almacenes llenos de todo tipo de suministros, para que los cogieran y los repartieran, ya que tenían más operatividad real que las propias Naciones Unidas.
Dentro de esa etapa de ayuda, el martes 12 de mayo el país sufrió un segundo terremoto, de una magnitud similar al primero (7,4 grados en la escala Ritcher). Daniel San Pedro recuerda aquel segundo gran movimiento de tierra ?los temblores y réplicas de menor intensidad han sido constantes- como una experiencia "bastante desagradable", ya que se le vinieron a la cabeza todas las duras situaciones que estaba viendo que, evidentemente, se iban a agravar.
De regreso
Inicialmente, Daniel San Pedro había solicitado visa para estar en el país durante 15 días, pero como decidió quedarse a colaborar, tuvo que proceder a renovar esa visa (multándole incluso por no renovarla a tiempo). Finalmente, tras tres semanas de trabajo, y todo tipo de situaciones, emprendió rumbo a la India, ya que su vuelo a España, desde Nueva Delhi, salía una semana después, y necesitaba tiempo para llegar hasta allí, y para asimilar todo lo ocurrido.
Una vez de vuelta a España, decidió hacer parada en Salamanca y Ciudad Rodrigo para ver a los amigos y la familia antes de volver por fin a su casa en Palma de Mallorca, donde trabajará durante la temporada veraniega. A partir de ese momento, no descarta volver a Nepal, aunque su intención más inmediata es poder ayudar desde España.
Como principales experiencias de todo lo vivido, Daniel San Pedro se queda con "lo fácil y bien que ocurren las cosas cuando no hay nadie que te diga cómo hacerlas: todo salía de forma natural", tanto, que hasta llamaron la atención de Naciones Unidas, "que tiene los suministros, el dinero? pero no contacto con la población". Asimismo también se queda con la "positividad" de los nepalíes, apuntando que son gente "muy simple", que se conforman con tener algo que llevarse a la boca y un suelo donde no dormir mojados.
Esta simplicidad también tiene un punto negativo, ya que tienen menos conciencia sobre, por ejemplo, los riesgos que tiene para la salud el agua contaminada, de ahí que uno de las principales intervenciones haya sido intentar echar cloro en el agua. Desgraciadamente, Daniel San Pedro considera que "lo peor está por llegar", ya que ahora hay muchas personas en la calle, sin higiene, "y la temporada de monzones está cerca". Además cree que, por la orografía del país (muy montañoso), habrá zonas "donde no habrá llegado nadie todavía" a ayudar.
A pesar de todo, este joven es "optimista, porque hay mucha gente con ganas de hacer cosas".
> A Daniel San Pedro le gusta viajar cámara en mano, y en esta dirección se puede ver una recopilación de lo vivido a través de sus fotografías: https://www.flickr.com/photos/130758569@N03/sets/72157652563031142.