Los mineros de Catilla y León y, por tanto, los del norte de España, vuelven a estar otra vez en guerra con las administraciones. En realidad son una reliquia que nadie quiere afrontar con decisión, contándoles la verdad sobre su futuro. Están condenados a desaparecer, el carbón genera demasiados problemas ambientales como para volver a tener importancia para producir energía eléctrica, que en España se agudiza con su poca competitividad y calidad. Mientras se sigue subvencionando el sector, en realidad a sus innecesarios intermediarios en forma de empresarios sin escrúpulos, se le deja morir poco a poco. Por supuesto, de plantear un plan realista y con fondos suficientes para reconducir las economías de las zonas afectadas, como con Garoña, palabrería pura que engañar cotiza positivamente cuando se vota en elecciones.
En este escenario aparece un nuevo informe, de Greenpeace y el European Environmental Bureau, que insiste sobre algo que ya conocemos. Que contaminar mata. Recordemos que la Agencia Europea de Medio Ambiente calcula que las muertes prematuras por esa causa son 450.000 en la Unión Europea, 27.000 de ellas en España. Por no hablar del dinero que cuesta todo esto, siempre dinero público al final. El nuevo informe habla de la relajación en los límites de emisiones contaminantes en las grandes instalaciones de combustión, como grandes centrales térmicas, 15 en España. Puede suponer que otras 71.000 personas mueran prematuramente al año, 2.000 en España. Si lo prefieren en dinero, a veces da la impresión que la gente no vale nada, nos costara 52.000 millones de euros a lo largo de diez años o 1.500 en España.
Y todo para ahorrarle unos duros a grandes empresas. Sí, esas donde muchos políticos acaban al "finalizar" su carrera, no gratis precisamente, gracias a eso de las puertas giratorias tan fáciles de "conseguir" en España. Para ellos es preferible que el dinero necesario para adoptar las tecnologías más exigentes para reducir la contaminación, y mejorar nuestra salud y calidad de vida, por no hablar de la necesidad de cambiar el sistema, acabe en forma de dividendos para sus accionistas o prebendas varias para sus altos cargos. Al fin y al cabo la crisis actual, y las políticas neoliberales de ajuste, están mostrando que les sobra demasiada gente, 5.544.600 españoles según la última Encuesta de Población Activa. Y no paran de llegar inmigrantes a Europa dado que en sus países "sobran" también.
Los mineros caerán, y pronto. Resulta que es más barato traer el carbón de muy lejos que tener la mina a la puerta de la central térmica. A ello se suma que contaminar es demasiado barato para algunos. Y, en realidad, a demasiada gente no le importa, aunque la vaya la vida en ello.
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