Nuevo ataque de lobo en Sobradillo con 14 corderos muertos

Tras los ataques registrados el sábado a plena luz del día en Ahigal de los Aceiteros y Sobradillo, en esta última localidad con 11 ovejas muertas y varias heridas, el lobo ha vuelto a atacar en este municipio la madrugada pasada, y en esta ocasión sobre una explotación de otro propietario.

Según confirmó el alcalde de Sobradillo, José María González, este último ataque se ha producido "al hacerse de día y al lado del pueblo", en una explotación de ovino propiedad de Manuel Agudo, que se ha quedado sin 14 corderos.

Ante la reiteración de los ataques, y como ya avanzó ayer este diario, los ganaderos se han movilizado y han convocado una reunión para mañana martes, a las 21.30 horas, en el ayuntamiento de Sobradillo, según confirmaba el alcalde.

A su vez, el regidor sobradillense ha remitido este lunes una carta al director general de Medio Natural, José Ángel Arranz, explicándole la difícil situación que están viviendo los ganaderos del municipio y los del conjunto de los pueblos de la zona, por lo que le pide que tome las medidas necesarias para que cesen los ataques de lobos sobre el ganado.

Para José María González, que se considera "más ecologista que muchos", "no puede ser que a todos los inconvenientes que tenemos los que intentamos vivir del campo se sume ahora en esta zona el lobo, porque aquí nunca hubo lobos, y la gente no está acostumbrada a su presencia; incluso, aunque el temor sea infundado, hay quien teme encontrárselo solo en el campo".

Como se ha demostrado en los últimos ataques, "a plena luz del día y sin miedo a que fuera visto por la gente", el lobo ha modificado sus hábitos como consecuencia de verse impune tras realizar ataque tras ataque, seleccionando piezas de fácil acceso y que suponen un menor esfuerzo, lo que para el regidor es evidente que "en lugar de ir a las ovejas, prefiere los corderos porque le cuesta mucho menos darles caza y matarlos".

Su instinto de supervivencia le lleva a aprender de su experiencia, por lo que es más que probable que intensifique los ataques sobre el ganado, y como se ha visto, sobre corderos, preferentemente, aunque no descartará ovejas e incluso terneros si el hambre le aprieta.

Los nuevos hábitos que está demostrando la manada de cánidos hace incluso pensar a muchos vecinos de que se trate de ejemplares criados en cautividad, aunque nada más lejos. Este hecho también fue evidente en el año 2006, en la zona de La Vídola, donde cada vez resultaba menos extraño que los vecinos de la zona tuviesen contacto visual con el cánido.

La presencia de lobos en Las Arribes se debe a varios factores, pero principalmente viene influenciada por el aumento de las poblaciones situadas al norte del Duero. Tras abandonar la manada buscan nuevos territorios que garanticen su ciclo natural ?la perpetuación de la especie?, lo que se traduce en alimento y refugio, características intrínsecas de las zonas con escasa actividad humana.

El Plan de Conservación del Lobo tiene como uno de los objetivos primordiales recuperar las poblaciones del cánido en el Sistema Central, y es por ello que las comarcas de Vitigudino y Ledesma, y parte de La Armuña como Topas y Valdelosa, se convierten en un corredor natural de migración de la especie desde la Sierra de la Culebra.

En ocasiones, durante el periodo de traslado, ejemplares jóvenes ?habitualmente? encuentran en estas zonas la tranquilidad, el refugio y el alimento suficiente que les invita a intentar asentarse, pero su instinto depredador choca frontalmente con un sistema de aprovechamiento del campo, principalmente ganadería en extensivo, y una cultura que no está preparada para su presencia.

El lobo es una especie que nunca contó en estos lugares con poblaciones estables, pues ?como sucede ahora? su presencia fue más bien intermitente y esporádica en tanto que hasta hace medio siglo la actividad agrícola y ganadera era muy superior a la actual, lo cual imposibilitaba el hábitat necesario para el asentamiento de manadas. A diferencia de la actualidad, la mayoría de los ejemplares que se capturaban en el pasado en estas zonas eran ejemplares viejos que se veían obligados a abandonar la manada y buscaban alimento fácil en lugar de piezas naturales.