El ejemplar se vino al suelo, sin necesidad de apearlo, y afortunadamente sin producir ningún daño colateral
La primavera no solo deja estampas floridas, también la de algún que otro ejemplar, como este frondoso árbol del paseo de Torres Villarroel, que se ha venido directamente al suelo, sin necesidad de apearlo. Afortunadamente, la caída fue limpia, sin que hubiera que lamentar nigún daño personal. La zona del paseo ha sido acotada para evitar el paso de peatones hasta proceder a la retirada del árbol.
Fotos: Pablo de la Peña