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Juan José García, seminarista: “Quiero ser sacerdote”
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Estudiante de Teología

Juan José García, seminarista: “Quiero ser sacerdote”

Actualizado 11/04/2015

Su vocación se fraguó en los Agustinos de la carretera de Valladolid

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Nací en una familia católica practicante, en la que desde pequeño me enseñaron a querer al Señor y aprender las primeras oraciones. Las oraciones típicas que de pequeño tu abuela te puede enseñar.

Desde niño mis padres me educaron cristianamente y en los valores agustinianos. Estudie desde preescolar hasta el COU en los padres Agustinos de la carretera Valladolid. Tenía siete años y mi sueño era ser sacerdote pero llegó la etapa de la pubertad y adolescencia y la búsqueda empezó por otros caminos que no eran los del Señor. Como decía San Agustín, "buscaba fuera de mí cuando Tú estabas dentro de mí".

Un miércoles de Ceniza del 2008 empezó mi conversión, la caída del caballo, como le ocurrió a San Pablo. Dentro de mí parece que también sonaban las palabras 'Saulo, Saulo ¿por qué me persigues?'. Y desde entonces decidí dejar una vida donde era infeliz.

Ahora deseo seguir buscándole, descubriéndole dentro de mí y que el Señor me configure con su llamada. A continuación pongo algunas citas bíblicas que me llaman la atención del seguimiento del Señor.

'Maestro, ¡Que yo vea!' (Mc 10, 51); 'Ánimo, levántate, que te llama' (Mc 10, 49); 'Los llamó' (Mc 1, 20); 'Venid conmigo' (Mc 1, 17). Y como dice el canto de Pescador de hombres: 'Señor, me has mirado a los ojos'. Pero lo que más me atrae y me mueve al seguimiento de Jesús son las Bienaventuranzas (Mt 5, 3-12 y Lc 6, 20-26).

Las personas que han influido a lo largo de la vida son los Padres Agustinos. Pero las personas más influyentes fueron y siguen siendo D. Domingo (mi padre espiritual), Poli y Manolo Muiños. Quiero seguir aprendiendo el Camino del Señor y seguir configurándome con Él.

Gracias, por otro lado, a mi familia, de forma especial a mis abuelos maternos y mi madre. Estéis donde estéis me estaréis viendo y estaréis orgullosos de que le siga a Él. Las lágrimas de mi madre no se perdieron al igual que las de Santa Mónica por su hijo. Y a ella le pusieron una dedicatoria "Para la nueva Mónica".

Os animo a los jóvenes a que le sigáis, os dejéis tocar el corazón y veáis a lo que Él os llama. No perdéis nada, al contrario ganaréis. La felicidad y la alegría de saber que hemos sido llamados y elegidos por amor.

Como decía San Juan Pablo II "No tengáis miedo" y "Mirarle a Él".

Gracias Señor por tu perdón y eterna misericordia, guíanos en tu seguimiento y hágase tu voluntad. Santa María Madre de Dios ruega por nosotros como Madre nuestra y Madre de la Iglesia e intercede para que seamos dignos sacerdotes.

Gracias y orad por nosotros. Como dijo el Señor todos los que cumplen el Evangelio son nuestra familia.

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