Hace unos días disfruté de lo lindo en una sala de cine viendo la comedia española que se estrenó el pasado fin de semana, titulada Perdiendo el norte. Es una película con retazos humorísticos muy interesantes y con alguna secuencia realmente desternillante, además de abordar el problema de la crisis económica y los nuevos tiempos de emigración a Alemania de ciudadanos españoles buscando trabajo ?en este caso de la generación de españoles mejor formada de Europa, de universitarios que han derrochado mucho esfuerzo y que el Estado les da la espalda a la hora de acceder al mercado laboral.
Días más tarde vi la entrevista que hacían en una cadena de televisión nacional a uno de los protagonistas, el laureado actor José Sacristán, y cómo 'echaba pestes' contra el Gobierno español, porque, según él, es el responsable de la devaluación del estado del bienestar que padecemos los ciudadanos y lo tachó de insolente, grosero, inmoral y prepotente, calificativos más acordes con un sistema político autoritario y caciquil de poder absoluto, porque uno democrático debe gestionar adecuadamente los intereses colectivos y corregir los desequilibrios sociales.
Y es que en la arena política actual, el poder Legislativo y el Ejecutivo han perdido el norte hace mucho tiempo. Es, quizá, el Judicial, el que mejor parado sale de esta desastrosa situación, aunque tampoco está su feria como para tirar cohetes. Lo que se vive en las sesiones del Congreso de los Diputados es más propio de un patio de colegio que del sacrosanto lugar donde está depositada la soberanía nacional. En el pasado debate sobre el Estado de la Nación se vivieron situaciones esperpénticas en las que se puso de manifiesto la soberbia con la que el presidente del gobierno trataba a los líderes de los partidos de la oposición, el poco o nulo respeto que los diputados de los partidos mayoritarios demostraron hacia las intervenciones de los líderes del grupo mixto, fundamentalmente porque cuando éstos intervenían el aforo del hemiciclo del Congreso estaba prácticamente vacío. Algunos comentaristas lo achacaron a que era demasiado pronto ?las nueve de la mañana?, algo insólito, cuando millones de españoles ?los que tienen la suerte de ocupar un puesto de trabajo? llevaban ya algunas horas trabajando.
También en las sesiones parlamentarias de control al gobierno, el presidente y sus ministros han perdido el norte, porque la mayoría de sus respuestas son ofensivas, hirientes y muy poco transparentes. Que se lo pregunten a Irene Lozano (diputada de UPyD) cuando interpeló sobre la persecución que está sufriendo la teniente coronel Zaida Cantera por mandos del Ejército, después de haber sido acosada sexualmente por un superior. El ministro de Defensa tuvo un gesto despectivo hacia Irene Lozano cuando la mandó callar. Ya es la segunda vez en poco tiempo que la soberbia y prepotencia de los miembros del Gobierno se impone a la razón, la cordura y la legalidad. En el debate sobre el Estado de la Nación, Rajoy le espetó a Pedro Sánchez: "no vuelva usted aquí a decir nada. Ha sido patético".
Siguiendo con el hilo argumental, también ha perdido el norte el ministro Montoro y sus colaboradores en el Ministerio de Hacienda, concretamente la jefa antifraude de la Agencia Tributaria García-Valdecasas, que ha incumplido los requerimientos del juez Ruz de remitir documentación sobre el presunto fraude fiscal derivado de las donaciones ilegales recibidas por el PP en 2008, que excedían a los límites de la ley de financiación de partidos políticos.
El pasado 8 de marzo el prestigioso diario londinense The Times titulaba la siguiente noticia "la élite gobernante española acusada de robar 450 millones de euros de dinero público", y ya en el cuerpo de la noticia continuaba diciendo que "miembros del partido gobernante en España y empresarios importantes serán juzgados en el escándalo de corrupción política más grande del país desde el fin del régimen de Franco".
Cuando en una sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados le preguntan al presidente Rajoy por esto, no puede limitarse a decir "y tú más". Sí, sabemos que el caso de los ERE de Andalucía es también corrupción política con mayúsculas ?por si alguien puede argumentar que no lo menciono? e idénticamente condenable. Ahora bien, hay una diferencia clara, mientras éstos últimos afectan única y exclusivamente a una Comunidad Autónoma ?espero que con toda la fuerza del Estado de Derecho se persiga y condene a sus responsables, incluidos los ex presidentes Chaves y Griñán, si están implicados en ello?, Gürtel y Bárcenas tienen ramificaciones por todo el Estado.
Como no es lo mismo un cáncer localizado en zona no vital y tratado ?con un alto porcentaje de curación? que una metástasis que afecta a los órganos más importantes del cuerpo del paciente.
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