Una tirita, y ¡tarapún!
La injusta guadaña que amenaza la vida de los niños merece ser derrotada un día como hoy en que nos abrazamos a la infancia castigada con células enloquecidas durante veinticuatro horas, para celebrar juntos el Día Internacional del Cáncer Infantil en fraternal encuentro contra el inmerecido castigo que reciben quienes han cometido el delito que venir al mundo para alegrarnos la vida.
Despreciable condena que los niños superan con el candor y la inocencia de su iniciático camino por la vida, obligándonos a llorar hacia dentro para hacer invisibles lágrimas que convertirían nuestro dolor en el sufrimiento de esos pequeñuelos si ellos las vieran, porque viven ignorantes a su injustificable tragedia pensando en lo que no piensan quienes viven de cerca su infortunio.
"Hay que soplar muy fuerte para que no te duelan los pinchazos, - dice el niño enfermo para consolar el desánimo que nos embarga -, así me pongo más mejor para ir al cole. Un premio y una tirita. Me ponen la tirita para que no se vaya la sangre, y ya, tarapún!. Me ponen la tirita, y yo les digo si me dan un caramelo, luego me dan un caramelo, me lo llevo a casa y ya me lo como allí. ¡No duele nada!"
Palabras que enmudecen el griterío de rabia contenida de toda la sociedad por su inmerecida desgracia. Palabras que vitalizan la impotencia por la redención que se antoja inalcanzable en ocasiones, y aumentan la indignación familiar, doblegada por la resignación lacerante que lleva a la incredulidad, acercando la esperanza al sueño de que la tragedia no sea real, sino la pesadilla de una mala noche.
Palabras que estimulan el trabajo silencioso de los laboratorios de investigación en jornadas sin descanso para controlar la reproducción celular enloquecida que tumoriza los cuerpos. Palabras que alientan la tarea y solidaridad de las batas blancas hospitalarias que cuidan de los niños, poniéndoles simples tiritas sobre los pinchazos para que puedan ir al cole, al tiempo que llenan sus bolsillos de caramelos para que se los coman en casa, sin la presencia de los padres, hermanos y abuelos que lloran abrazados en la habitación de al lado.
La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.
Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.
La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.
En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.