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El carmelita albense Manuel Diego rescata una antigua biografía teresiana
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PUBLICADA POR LA Editorial de Espiritualidad

El carmelita albense Manuel Diego rescata una antigua biografía teresiana

Actualizado 11/02/2015
Roberto Jiménez

La Vida que circuló siempre bajo el nombre de Diego de Yepes en realidad se debe a la pluma del carmelita Tomás de Jesús, fundador del Desierto de las Batuecas

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La Editorial de Espiritualidad de Madrid de los Carmelitas Descalzos de Castilla, acaba de sacar a luz una nueva edición de la segunda biografía teresiana en el tiempo, aquella publicada en Zaragoza (1606) bajo el nombre del fraile jerónimo y obispo de Tarazona, fray Diego de Yepes (1529-1613).

Su autor Tomás de Jesús, fundador del convento de los Carmelitas Descalzos en Zaragoza

Se dice nueva edición porque tiene todas las garantías de serlo, ya que desde el año 1948 (Buenos Aires, Emecé) no existía otra en comercio y desde luego no con el aparato crítico y planteamiento de ésta; hasta ahora las ediciones posteriores al siglo XVII se limitaban a reproducir el texto de la edición príncipe, más o menos retocado. Nueva también porque es una edición crítica de la misma en toda regla que revisa posiciones, fuentes de escritura y hasta la cuestión de la autoría, puesto que ya en el mismo siglo XVII se ponía en duda la atribución a Yepes y considerando que el autor verdadero fue el carmelita descalzo baezano Tomás de Jesús Sánchez Dávila (1564-1627), fundador del convento de los Carmelitas Descalzos en Zaragoza (1594) y promotor de la vida solitaria (Desiertos) dentro de la Reforma teresiana, sin duda uno de los mejores teólogos de la segunda generación de carmelitas descalzos, que terminó sus días en Roma después de haber realizado una fecunda labor fundacional y de escritor en Centroeuropa (Italia, Francia, Bélgica, Alemania). Tomás de Jesús, que escribe la Vida teresiana siendo prior del Desierto de las Batuecas (Salamanca) y antes de volver de nuevo a Zaragoza como prior (1607), era el fraile con más preparación para realizar esta tarea. Su posterior dedicación a la interpretación de la doctrina teresiana y la participación que tuvo en la fase romana final del proceso de beatificación, así lo demuestran.

La Orden del Carmelo Teresiano, de mutuo acuerdo, sacrificó su nombre para que la obra saliera con la suficiente autoridad como para poder competir con aquella otra primera biografía teresiana, la del catedrático salmantino y jesuita Francisco de Ribera (1590). Y así fue, porque esta segunda biografía fue traducida a otras lenguas y prestó un notable servicio a la causa del proceso de beatificación de santa Teresa, que ésta era una de las razones por las que se animó a publicarla.

Lo dicho no significa que el obispo Yepes, fuera de aquel favor del prestar su nombre y la autoridad moral e histórica de haber sido confesor de santa Teresa, como también el mérito de haber pagado a su costa la edición impresa zaragozana, no haya tenido parte alguna en la composición de esta Vida. Todo lo contrario. Desde mucho antes de llegar al obispado él tenía en proyecto hacer algo parecido en favor de esta mujer que puso de moda el camino místico en todo el siglo XVII. Y así, por lo que sea, el material que tenía recogido se lo ha pasado a Tomás de Jesús y éste, finalmente, apoyado en los procesos de beatificación de la Madre Teresa de los que tenía copia en Batuecas, ha podido realizar en un tiempo relativamente breve (1604-1606) el relato biográfico. Pero no sólo eso, es que Yepes ha puesto su mano en la redacción final, ha retocado y añadido el texto presentado a la imprenta con el fin de no crear sospechas y que pasara realmente como salido de su pluma. Incluso hay detalles y anécdotas que él mismo ha introducido como algo suyo propio y proveniente del trato personal con la Madre. Por todo lo cual, aun no teniendo una parte decisiva en la composición, sí que ha aportado material inédito y hasta su testimonio personal. Como consecuencia de ello en esta nueva edición figura como coautor con Tomás de Jesús.

Estamos hablando de una biografía teresiana que desde el punto de vista de la redacción e impresión constituyó un verdadero lance editorial, aunque esto pasara desapercibido a muchos de los lectores, pero en los ambientes carmelitanos más cercanos a Tomás de Jesús ya entonces se sabía todo acerca del "affaire" de la verdadera autoría, como también de algunas introducciones propias de Tomás de Jesús, con su particular visión de entender el carisma teresiano, es decir, el ser la Santa fundadora a la vez de frailes y monjas. Hay una toma de posición muy clara al respecto que no compartían del todo los superiores carmelitas de entonces. Y de ahí que el texto editado sufriera algunas purgas y correcciones en ediciones sucesivas.

Según se considere, por una y otra parte, podemos afirmar que Santa Teresa tuvo suerte en este segundo proyecto biográfico que circuló bajo el prestigio y nombre del confesor real y antes confesor de santa Teresa, el famoso obispo de Tarazona, al que seguro le hubiera gustado llegar al momento de la beatificación de su biografiada (1614), pero que no lo pudo conseguir a causa de la muerte un año antes (8.5.1613). Pero también ella fue afortunada por parte del verdadero escritor del mismo, este carmelita descalzo que, justo después de la publicación de la Vida dejó España (1607) y marchó a Italia para ponerse bajo las órdenes del Papa e incardinarse a la rama italiana de la Reforma teresiana, mucho más abierta al campo misionero y apostólico que aquella rama española de la misma Orden Carmelitana. No es un fraile cualquiera, sino todo un personaje que interpretó en forma más abierta el mensaje teresiano y suplo plasmarlo de acuerdo a las exigencias eclesiales del momento en Europa. Él, junto a otros carmelitas descalzos españoles, como también junto a unas cuantas monjas discípulas directas de santa Teresa (Ana de Jesús Lobera y la beata Ana de San Bartolomé), fueron los que introdujeron el Carmelo Teresiano en Europa y favorecieron la difusión de la espiritualidad teresiana. Todo este grupo de frailes y monjas carmelitas estaban muy identificados con el ideal teresiano propuesto por el P. Tomás en la biografía teresiana, no sólo en la dimensión contemplativa sino también en aquella apostólica, por lo que esta obra sirvió de filtro y canal para una mejor divulgación teresiana fuera de España.

La preparación de esta edición, totalmente nueva, ha corrido a cargo del carmelita descalzo, Manuel Diego Sánchez, autor de la utilísima "Bibliografía sistemática de Santa Teresa" (Madrid 2008) y de otros títulos de tema teresiano. No hace mucho (2013) había dado a luz otro texto antiguo en la misma editorial, los Recuerdos de la vida y fundaciones de la Madre Teresa escritos por su capellán Julián de Ávila. Actualmente es el director de la Editorial de Espiritualidad de Madrid. E igualmente, en colaboración con Secundino Castro, ha preparado una edición de las Cuentas de conciencia de Santa Teresa (2014) muy diversa a las que circulan hoy. El editor no ha escatimado esfuerzos para facilitar la comprensión de un texto tan antiguo, dotándole de una puntación más moderna, acotándolo de abundantes notas críticas (más de 2.000) y acompañándolo de varios índices que facilitarán su consulta (bíblico, citas teresianas, citas de la Vida de Ribera, analítico).

Su publicación, una acontecimiento para recordar en el V Centenario

La nueva edición de esta vida constituye todo un suceso digno de tenerse en cuenta dentro de la conmemoración teresiana en la que nos encontramos, el V centenario del nacimiento del nacimiento de Santa Teresa (1515). Está prevista la presentación de la obra al público no tardando mucho, inclusive contando con la presencia del editor, en la ciudad episcopal de Tarazona, el primer lugar en el que tendrá lugar esta iniciativa difusora. También se presentará a su debido tiempo en Alba de Tormes.

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