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La diócesis celebra una nueva ordenación de diácono
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El mozambiqueño Tomás Camissone

La diócesis celebra una nueva ordenación de diácono

Actualizado 01/02/2015

El obispo, Carlos López, preside la ceremonia este domingo 1 de febrero a las 18,00 horas

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La diócesis salmantina celebra este domingo 1 de febrero una nueva ordenación de diácono. El obispo Carlos López preside la ceremonia en la que el mozambiqueño Tomás Camissone asumirá su nuevo compromiso con la Iglesia local.

La celebración tendrá lugar en la parroquia de San Juan de Sahagún, donde colabora activamente en todas sus actividades pastorales.

El religioso es natural de Mozambique e ingresó en los Misioneros de Mariannhill hace 6 años. Llegó a nuestra diócesis en 2010 para completar sus estudios de Bachillerato en la Universidad Pontificia de Salamanca.

Las funciones del diácono

El diácono ha recibido el sacramento del Orden, pero no es propiamente un sacerdote, y no tiene las mencionadas potestades sacerdotales.

Su principal función es la asistencia al sacerdote ?cualificada: no es simplemente "un ayudante"- en esas celebraciones.

Así por ejemplo, en misa, si hay un diácono será él quien lea el Evangelio ?las disposiciones litúrgicas no permiten hacerlo a un lector laico- y puede encargarse de la homilía, y distribuirá la comunión junto al celebrante (o él solo, si hay razones para ello).

Hay dos sacramentos para los cuales no es imprescindible la potestad sacerdotal. El primero es el Bautismo, pues puede celebrarlo válidamente cualquier persona (válidamente: lícitamente sólo en casos de necesidad).

El segundo es el Matrimonio, pues aunque muchos tengan la mentalidad de que "les casa el cura", en realidad son los contrayentes los ministros del sacramento (evidentemente, no lo son de la Eucaristía si se celebra la unión dentro de la Misa), y el sacerdote aquí es una especie de testigo cualificado que recibe el consentimiento de los contrayentes en nombre de la Iglesia).

Pues bien, en estos dos casos el diácono puede ejercer el papel que ordinariamente vemos hacer al sacerdote. También puede dirigir una liturgia de la palabra, y celebrar un entierro, pues no se celebra ningún sacramento en estos casos.

En cuanto al vestido ?se incluye en la consulta-, hay que tener en cuenta que un diácono es un clérigo, por lo que le corresponde vestir como tal.

En las ceremonias litúrgicas, el diácono tiene una pieza particular en lugar de la casulla ?ésta se reserva al sacerdote-, llamada dalmática. Ciertamente, para alguien que conozca poco los detalles litúrgicos, la dalmática puede parecer una especie de casulla peculiar, pero en realidad son vestiduras distintas.

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