Desde primeras horas de la mañana, la pequeña localidad se unió en torno a este rito convertido en fiesta
Los vecinos de Peñarandilla se reunieron por segundo año consecutivo para celebrar la segunda matanza tradicional de la localidad, que arrancó temprano con los sonidos de las dulzainas. Poco después comenzaba el rito de la matanza con el sacrificio del cerdo y su posterior despiece.
Acompañaron la faena un rico chocolate y también aguardiente y perrunillas que ayudaron a combatir el intenso frio. El trabajo prosiguió para que los vecinos pudiesen degustar las carnes del animal, bien sea a través de las tradicionales chichas o con una delicioso estafado de carne. El día de fiesta se completó con baile y la cena en un asado de los restos de la matanza.